ALVARADO (Mar Del Plata) 1-1 FERRO (General Pico)
Por Sebastián Lisiecki (Corresponsal IF)
Si a la jerarquía individual que tiene de mitad de cancha para arriba, Alvarado le hubiera agregado profundidad y contundencia, se podría haber ido al descanso con una buena ventaja y el complemento sería otra cosa. Pero la superioridad en el desarrollo, por momentos no se pudo cristalizar en situaciones de gol, y cuando lo hizo encontró buenas intervenciones de Juan Francisco Rago para ahogar de manera consecutiva las ocasiones claras que tuvieron Wilson Albarracín, Gabriel Compagnucci y Francisco Molina. Antes, un córner de Damián Luengo que se cerró y pegó en el travesaño y un tiro libre del “Paisano” que se perdió apenas alto, lo hacían merecedor del primer tanto a los dirigidos por Duilio Botella. Del otro lado, Hermida y Gentile pesaron menos de lo esperado, la defensa local estuvo firme, no dejó espacios y no sufrió como el miércoles con Agropecuario. En la única que tuvo la visita en los 45′ iniciales, se juntaron los exAlvarado, Hermida asistió a Almerares que se apuró, cabeceó mal y la pelota se la quedó Mauro Beltramella.
La justicia en el resultado llegó a los 42′, cuando se empezaba a morir el primer tiempo, y al igual que ante el “sojero”, nació de una buena acción colectiva. Susvielles salió a pivotear y aclaró el panorama lejos del área, giró y encaró hacia dentro, Luengo asistió a Albarracín que no fue egoista, la bajó de cabeza para la llegada del “9” y el exFerro aplicó la “ley del ex” con un certero frentazo, en palomita, al ángulo derecho de Rago que sólo atinó a mirar. Atrás de la muy buena, la muy mala. Albarracín fue a buscar una pelota a la izquierda y de golpe se quedó clavado, se agarró la parte posterior del muslo y rápidamente pidió el cambio, mientras se mordía la camiseta de la bronca.
A la vuelta del vestuario, Botella mandó a Nahuel Santos por el exUnión y el “torito” estaba aún más cómodo en el desarrollo, siguió dominando el mediocampo y anuló al siempre peligroso Emanuel Morete. El juego estaba más abierto, Ferro trataba de ir por el empate y dejaba espacios, mientras que el local cortaba rápidamente las intenciones visitantes. La única forma que podía inquietar era de pelota parada, y así hizo trabajar a Beltramella. Primero con un tiro libre de Morete que el arquero sacó con esfuerzo al córner cuando se le metía contra el caño izquierdo, y de ese tiro de esquina, volvió a aparecer para sacar con el puño una pelota suelta tras una serie de rebotes.
El ingreso de Aubone le dio más fútbol a Ferro y el encuentro se volvió entretenido. Un buen desborde de Compagnucci fue seguido por un anticipo de Susvielles que la enganchó muy abajo y la tiró a la tribuna. La respuesta fue parecida, Gentile ganó por izquierda, metió el centro y Almerares por centímetros no pudo conectar de cabeza. El equipo de Botella estaba cómodo y le faltaba acertar alguna puntada final para liquidar la historia y no sufrir hasta el final. Pero esa jugada no llegó y, en la primera que se descuidó, el albiverde no lo perdonó: un cambio de frente encontró a Hermida mano a mano con Ponce, en la única vez que le ganó en la tarde salió en diagonal hacia dentro, enfrentó a los centrales y abrió para Santiago Aguirre, que se acomodó para la zurda y definió cruzado ante el achique de Beltramella para sellar el 1 a 1.
Baldazo de agua fría y Uribe por Molina para ir por los tres puntos. Pero había sentido el impacto, un tiro libre que fue despejado permitió una rápida contra de Ferro, Gentile encaró a Beltramella y en vez de definir quiso tocar adentro, lo que fue desactivado por un notable regreso de Luengo para tirarla al córner. Fue lo último de la visita y el resto, todo de Alvarado. Que careció de ideas, pero buscó por todos los medios, metió la pelota al área y pudo tener el premio en el final. Un lateral largo de Corti fue peinado por Susvielles y Agüero metió la mano, de frente a Marconi que no dudó y cobró el penal.
Era la gran oportunidad para Alvarado, a los 47′, de tomar nuevamente la ventaja, sin tiempo de reacción para su rival. El que agarró la pelota fue Fernando Ponce, una fija en los entrenamientos, y quien la fue a buscar con mucha confianza. Como indican los libros, en el final, lo quiso asegurar, cargó la zurda y apostó a un remate fuerte, al medio del arco, pero se elevó más de lo pensado y la pelota fue directo al travesaño, con tanta fuerza que rebotó y salió del área. Desazón y no hubo tiempo para más. El pitazo final de Marconi terminó con la ilusión de un Alvarado que otra vez mereció más, pero que no cerró el partido a tiempo y ante el primer descuido lo volvió a pagar muy caro.