A los 41 años, Balvorín todavía tiene nafta

Hace más de un cuarto de siglo, un estilizado adolescente de 15 años debutaba en la Primera de su querido Eudoro Avellaneda. Gustavo Alberto Balvorín recuerda con enorme nostalgia aquellos días de su niñez en Los Ralos, donde comenzó a forjar esa capacidad futbolística que hoy, con 41 años, continúa demostrando.

Esa nostalgia se acentúa mientras se recupera de una intervención quirúrgica en un tobillo, en su casa de San Salvador de Jujuy, donde está radicado. Porque “Balvo” es consciente de que está llegando ese momento que tanto asusta al futbolista: la despedida de la actividad profesional.

“Estoy analizando detenidamente el tema. Todo dependerá de cómo me recupere de la operación por la artrosis que me tuvo a maltraer durante la temporada pasada, cuando estuve jugando en Juventud Antoniana. A esta altura de mi vida sé que si debo decir basta lo haré convencido de que todos estos años jugué con un enorme profesionalismo. Esto me posibilitó llegar entero físicamente a este tramo de mi carrera”, afirma.

Pudo concretar muchos objetivos en la vida -los más importantes, con Gimnasia y Esgrima de Jujuy-. Pero admite que si Dios le da la chance de jugar una temporada más, le gustaría retirarse con la camiseta de Ñuñorco, uno de los clubes donde jugó cuando dejó Los Ralos. “Sería hermoso. Ñuñorco me permitió trascender en mis primeros tiempos como jugador. Si lo puedo lograr, me iría tranquilo a casa para compartir cada momento con mi familia”, dice.

Papá corazón

Y mientras espera que se le cumpla el sueño, se da el gusto de llevar a sus hijos al colegio, y de buscarlos a la salida. “Desgraciadamente, esta profesión hace que uno se pierda momentos inolvidables en la crianza de los hijos. Por eso mientras decido mi futuro trato de remediar eso”, explica.

Y en lo que respecta a ese futuro, Balvorín tiene algo muy en claro: quiere ser él quien deje el fútbol, y no a la inversa, como a muchos futbolistas les sucede. “Me voy a tomar el tiempo que me quedan de recuperación para evaluar cómo quedó el tobillo. Y cuando deje de jugar trataré de seguir ligado al fútbol, como representante de jugadores. Ese rubro me gusta mucho”, precisa. Y en línea con su deseo de compartir más con su familia, rechaza la posibilidad de convertirse en técnico: “me quitaría mucho tiempo, y no podría ayudar a mi esposa en la crianza de nuestros hijos”.

“Rin-Rín” se mostró feliz por el presente de los dos grandes de nuestro fútbol. “Es el lugar que siempre deberían haber tenido Atlético y San Martín. Esto beneficia a los jugadores tucumanos que antes debían ir a Buenos Aires para tener futuro en el fútbol”, dijo.

Fuente: La Gaceta
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