El Bibi González dejó el fútbol: el emotivo texto de despedida que publicó en sus redes sociales

A sus 40 años, Gabriel González decidió dejar de ser jugador profesional. El “Bibi” se despidió de las canchas con un emotivo mensaje compartido en sus redes sociales y una especial dedicatoria para Douglas Haig de Pergamino.

El histórico Gabriel González anunció su retiro. En su vasta trayectoria por el fútbol de ascenso en Argentina se cuentan hitos como haber llegado a Primera con Huracán de Tres Arroyos, el ascenso a la B Nacional con Douglas Haig de Pergamino, donde fue figura y goleador y el ascenso al Federal A con Peñarol de San Juan, su último club.

EL TEXTO QUE COMPARTIÓ EN SUS REDES

Hola a todos: escribo estas líneas en medio de una mezcla de sensaciones. Por un lado, tristeza, melancolía, nostalgia…pero por otro, con alegría, felicidad y mucha seguridad de la decisión que les vengo a contar.

El almanaque dice que tengo 40. Después de pensarlo, y bastante, junto a mi esposa Sabrina, tomé la durísima determinación de ponerle punto final a mi carrera como jugador profesional. Sí, ME RETIRO.

Por eso me tomo el tiempo para mencionar y, sobre todo, agradecer a los que me acompañaron en este complejo pero hermoso camino que fue ser futbolista, desde mi pueblo con la primera pelota hasta mis últimos partidos en San Juan.

No puedo olvidarme de mi querido Gelly Football Club, que fue mi primer escudo, el de mis amigos, el de ponerme una camiseta, competir, jugar contra otros chicos siendo tan chico. Después, mi desembarco en Pergamino, donde vestí las camisetas de Argentino, Juventud y El Socorro para luego sí meterme de lleno en mi profesión; porque llegué a Douglas, a quien le voy a dedicar un párrafo aparte. Debuté en el Argentino A del año 2000 y ahí me sentí vivo.

Después de varias temporadas en el club me tocó ir por primera vez a Tres Arroyos para firmar en Huracán, institución con la que cumplí el sueño de todo pibe, que es jugar en Primera División ¡y hacer un gol en la Bombonera!

Llegó el momento de Godoy Cruz, crucé la Cordillera y estuve en Chile, en Santiago Wanderers, regresé a mi amado Douglas. Debí irme con dolor y me recibió Unión de Mar del Plata. Tras esa excursión, me puse la de General Rojo, algunos meses después, otra vez en Argentino y me mudé a San Juan para lucir la de Unión de Villa Krause.

Probé una experiencia en Sarmiento de Chaco, retorné a tierras sanjuaninas y no me fui más: otro ciclo en Unión, Desamparados, Peñarol y Trinidad, para terminar así mi maratónico recorrido al cual hoy pongo un cierre.

Al Rojinegro lo dejé para el final. Estuve un período corto de purrete cuando arribé de mi localidad, de grande me dio la chance de ser profesional, me fui y en el 2010 renuncié a cosas materiales para estar nuevamente con mi gran amor.

Salimos campeones dos veces en igual cantidad de temporadas (2010 y 2012), vueltas que fueron diferentes a las otras cuatro (Huracán TA, Santiago Wanderers, Godoy Cruz y Peñarol) por lo emocional, las amistades, el cariño de la gente y por lo incondicional que fui yo para con esa camiseta y ella para mí. No pude volver con pantalones cortos, sin embargo, es mi casa, voy a seguir ligado a este deporte, y quién dice…

En la despedida quiero agradecerles a cada uno de mis compañeros. Los recuerdo, y no les miento, a absolutamente todos los que alguna vez compartieron un plantel conmigo. A los entrenadores que me aportaron sus enseñanzas. A los dirigentes que confiaron en mí. A los periodistas que siempre me trataron con respeto y valoración. A mi familia, a mis viejos, Chulo y Rosa, a mi hermano Patricio que fue muy importante en mi carrera, a mi cuñada Vanesa, a mis sobrinos Marcos y Milagros, a mi hijo Valentín, que me acompañó desde el primer día, a mi mujer Sabrina, que siempre estuvo ahí firme y se bancó todas, a mi familia de San Juan, a mis amigos del pueblo y en especial al hincha, que en cualquier cancha, en la calle, o donde sea, nunca dejó de darme su afecto más allá de los resultados deportivos.

Hoy me toca cerrar una etapa que fue hermosa. No obstante, empieza otra. Seguiré ligado a este hermoso deporte claramente. Sin apuros, me voy capacitando y, si Dios quiere, nos volveremos a ver de la línea de cal para afuera.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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