
Luego de estar casi un mes inactivo por un doble desgarro en el isquiotibial de la pierna derecha, el jugador se ilusiona con volver a vestir la camiseta auriazul. Su último partido oficial fue ante Huracán Las Heras, cuando El Juve quedó eliminado de la Copa Argentina.
Sanjuanino de nacimiento, mendocino por adopción y puntano por elección. Cualquier trovador lo marcaría como un cuyano de pura cepa, y no hay dudas que muchos entrenadores del ascenso le gustaría tenerlo en su plantilla porque Fernando Labaké es un hombre que obedece y ordena, que juega, es caudillo, y principalmente que contagia al resto del grupo.
Luego de varias semanas de inactividad, “El Mono” prepara su vuelta al primer equipo de Juventud, porque al parecer el desgarro en el isquiotibial de la pierna derecha, que lo obligó a parar el viernes 13 de marzo, ya no es solo una molestia olvidada, sino más bien un nuevo objetivo superado.
En el Federal A, el último partido oficial de Labaké fue el 23 de noviembre de 2014, cuando en una oscura tarde sureña, Juventud quedó eliminado en Comodoro Rivadavia tras perder desde los doce pasos ante la CAI. Es más, aquel día “El Mono” se llenó de garra y de coraje, se hizo cargo del segundo penal de la serie, pero a su disparo lo contuvo muy bien Mauro Leguiza que con esa atajada logró igualar la serie.
Unos días más tarde, ya por Copa Argentina, Labaké también con Pedro Dechat al mando del equipo, fue titular en el “Juan Gilberto Funes” de La Punta ante Huracán Las Heras, y tras igualar 1-1 en los noventa minutos, el auriazul perdió 4-3 en los penales y cerró un 2014 para el olvido.
Hoy, casi cuatro meses después de su último partido oficial, y cuando todavía le quedan casi 10 días por delante, el defensor sueña con su vuelta. “No veo la hora de jugar. Ya llevo parado mucho tiempo y lo único que pienso es en volver a vestir la camiseta de Juventud y poder estar dentro de la cancha. No toco una pelota ni en los entrenamientos por eso lo que más me interesa en este momento, es estar rápidamente al 100% para ponerme a disposición del técnico y del equipo”, contó el marcador central.
Se lesionó a principios de la pretemporada que Juventud programó en San Luis, y luego de estar 18 días inactivo, cuando estaba a punto de regresar, volvió a resentirse el músculo, y una nueva lesión, casi en la misma zona, lo obligó a parar y a hacerse atender con Oscar López (médico de la Clínica Italia) y Andrés Ubieta, kinesiólogo del club. “En una práctica sentí nuevamente un pinchazo en el isquiotibial de la pierna derecha y cuando hicimos la ecografía los especialista confirmaron la lesión. Eso fue realmente algo inesperado, porque todo lo que ya había avanzado no sirvió de nada; este nuevo desgarro no sólo me obligó a parar, sino que retrocedí un montón de días atrás”, comentó Labaké.
En lo que va de la temporada, Juventud cosechó tan sólo dos puntos de nueve posibles. Empató de local ante Independiente de Chivilcoy, cayó en Mendoza frente a Gutiérrez, y el pasado fin de semana volvió a igualar cuando recibió a 9 de Julio de Morteros. Pero, pese a los resultados, el auriazul dejó una pobre imagen futbolística, que el defensor no pasó por desapercibido.
“Yo no soy de echarle mucha culpa a la suerte pero la verdad es ésa. El equipo intentó por muchos lados conseguir la victoria pero las cosas no se dieron. En el primer partido erramos un penal. En el segundo dominamos todo el primer tiempo y no la pudimos meter. En el último encuentro el equipo mostró otra cara, otros jugadores, pero los resultados siguen sin aparecer. Creo que nos está costando mucho ser protagonistas. Antes nosotros éramos un equipo que de local te pasaba por encima. Nadie venía a El Bajo a ganarnos. Ahora la realidad es otra y sólo los jugadores podemos sacar esto adelante. Tenemos que convencernos de que somos los mejores y tenemos que volver a hacernos fuerte de la cabeza. Trabajamos muy duro toda la semana para conseguir resultados y eso es lo que tenemos que empezar a cosechar”, expresó.
Dueño de una fuerte personalidad, y muchas veces voz de mando en el vestuario, Labaké todavía recuerda como si fuera ayer todo lo que vivió la temporada pasada, cuando de la mano de Darío Tempesta, el equipo jugó la final del Argentino A en Misiones. “El día que perdimos fue sin dudas uno de los más tristes de mi carrera. A mí no me tocó entrar porque estaba lesionado, pero pude viajar con el equipo y vi el partido desde la tribuna. El viaje de vuelta fue el más largo de la historia. Si bien veníamos en avión, nadie hablaba nada, nadie decía una palabra y ese silencio fue lo más doloroso de la experiencia”, confesó.
Mientras espera su momento, Fernando se prepara cada mañana para estar rápidamente bajo las órdenes de Pedro Dechat. Su día arranca bien temprano con un fuerte desayuno y luego viaja hasta el predio Franco Pastore para enfrentar, junto a Ubieta, un nuevo día de trote, estiramiento y más trote.
Tras la práctica, vuelve a su casa para compartir el resto del día con Verónica (su mujer) y Jerónimo, su hijo de 7 años, que hace unos días atrás empezó a cursar el segundo año de la primaria.
Si bien el tiempo sobra porque Labaké estará al menos hasta diciembre en San Luis (fecha en el que se le vence el contrato), “El Mono”, no ve la hora de regresar a las canchas, y de luchar un puesto entre los 11 titulares. “No me siento titular pero tampoco suplente. Cuando me toque entrar trataré de dar lo mejor porque este club, este grupo, esta hinchada y esta camiseta se merece estar en lo más alto de la tabla”, concluyó.
Fuente: El Diario de la República


