Síndrome Agropecuario

El empate en Carmen de Areco fue un buen resultado pero también dejó tela para cortar: un Agro con muchos juveniles casarenses, algunos debutantes en la categoría, rindió igual o mejor que el equipo completo con todos sus refuerzos. ¿Qué pasa en el “sojero”? ¿Por qué las incorporaciones nunca alcanzan el nivel de sus anteriores equipos? ¿Es un problema de los propios jugadores? ¿O el entrenador no encuentra la formación ideal?

Fuente y Foto: Orsai Casares

Minuto 44 de la primera parte. Agustín Rabán, un joven de 19 años, formado en el Club Atlético, con paso por San Martín y presente en Agropecuario desde 2011, gana de alto en el área de Sportsman y anota el segundo gol del “sojero” en Carmen de Areco. En el festejo, Agustín se funde en un abrazo con sus compañeros y también hace un guiñe al banco a sus compañeros casarenses que allí se encuentran.

Los jugadores se fueron al descanso 2 a 0 arriba y el resto es conocido: Agro no supo cerrarse y el local llegó al empate. Pero más allá del resultado, el punto dejó conforme al público casarense presente en el Estadio Municipal porque fue un empate conseguido con un equipo que terminó jugando con seis jugadores de Carlos Casares entre los once. Algo inédito para este derrotero de Agropecuario de cuatro años en el torneo Federal B. Nunca antes el team de Grobocopatel juntó tantos chicos de nuestra ciudad en una cancha. Y sorprendieron con su rendimiento porque, lejos de nublarse ante tal desafío, respondieron como hombres y no se dejaron llevar por delante por un equipo que viene de ser campeón del Torneo del Interior y que también llegaba en un gran momento. Y si bien no hicieron el partido perfecto, con personalidad, temple y sobre todo actitud, empardaron lo hecho por algunas de las incorporaciones que hasta el momento no han cumplido con las expectativas.

La falta de respuestas de algunos refuerzos vuelve a llamar la atención al igual que años anteriores. Los jugadores llegan con pergaminos pero en Agro no rinden. Al llegar a Carlos Casares, los “players” foráneos parecen ser atacados por un “síndrome Agropecuario” que no les permiten rendir igual que en sus anteriores instituciones. Del equipo que comenzó jugando este torneo Federal B 2015, el domingo sólo se repitieron Mariano Barufaldi, Hernán Azaguate, Alejandro Aguirre y Ariel Reyes. Demasiadas ausencias en un partido clave para un equipo que apunta a pelear el ascenso.

Hoy el equipo se encuentra compartiendo la tercera colocación junto a El Linqueño, con 18 unidades, pero corre el riesgo de ser superado por Camioneros y por Everton, si el equipo platense le gana el próximo domingo.

Junto a Sportsman, el conjunto casarense es el equipo que más goles recibió en contra en la Zona 3, con 19 tantos. Pese a que se apostó a jugadores jóvenes y con fortaleza física, pocas veces Agro lució como un equipo sólido. Su arquero no tuvo gran responsabilidad en los tantos pero tampoco tuvo destacadas actuaciones (excepto el partido con Bragado Club) como para justificar su presencia en el arco. En la defensa, Agustín Rabán le ganó la pulseada a Leo Aita por el carril derecho, mientras que en la izquierda la mayor presencia de Zorza pelea un puesto con el despliegue de Enzo Díaz. En la zaga central los cambios buscando un referente han sido constantes. Ni Maximiliano Tormann ni Brian Zorza, las grandes apuestas de Agro por logros y proyección, pudieron afianzarse y Agustín Celin terminó siendo el más regular, un jugador que volvió al club tras hacer un pobre papel con Jorge Newbery en la temporada 2014.

En el mediocampo, Hernán Azaguate es número puesto y otro de los más regulares. Dante Formica, tras lograr el ascenso en Gimnasia de Mendoza y llegar a semifinales en Sarmiento de Leones, no logró hacer pie como volante central y se lo nota muy solo en la recuperación. Ariel Reyes no termina de despegar y hacerse el conductor del equipo, aunque mostró algunas buenas asociaciones con Alejandro Aguirre. El “chango” aportó una buena cuota de gol y, sin deslumbrar, su aporte ofensivo es interesante.

Adelante, Gonzalo Urquijo es el alma y la esperanza de este equipo. El “animal del gol” atraviesa un momento fantástico y el equipo sintió mucho su ausencia en estos dos últimos partidos. Obliga, contagia, mete, se genera sus propias ocasiones de gol y también convierte.

Diego Giménez apareció como la carta de gol que Agropecuario buscaba. Cinco goles en los primeros tres partidos fueron una gran carta de presentación, pero a partir de allí y, tras su primera lesión, no volvió a convertir. El goleador histórico de Brown de Madryn empezó con todo pero hoy se lo nota fastidioso y peleado con el gol. Si bien es cierto que sus compañeros no le generan demasiadas situaciones, el nueve tampoco se las ingenia para autoalimentar su caudal de gol.

Como se puede apreciar, solamente un jugador de Agropecuario parece destacarse en lo que va del certamen, apuntalado por otros pocos de rendimiento regular. Esto dio la posibilidad a que muchos chicos de Casares que integran el plantel tengan su oportunidad de mostrarse, tal cual sucedió en el último cotejo ante Sportsman. Y todo parece indicar que, si los jugadores importantes no mejoran su nivel, los chicos de nuestra ciudad seguirán teniendo minutos en el once inicial.

Pero no toda la responsabilidad pasa por los jugadores. Andrés Zerrillo no encontró el equipo ideal en doce fechas y los constantes cambios en todas las líneas son una clara muestra de ello. La defensa es el sector que más modificaciones de nombres sufrió y esto se plasma en la gran cantidad de goles en contra antes mencionada. Excepto partidos puntuales, los desajustes defensivos son grandes y, sacando la constante rotación de nombres, no se vislumbra ninguna solución posible por parte del entrenador.

En mitad de cancha, sucede algo similar: el mayor problema es la recuperación de la pelota. Cuando el rival sabe aprovechar el ancho del campo de juego, la cancha le queda “gigante” a Dante Formica quien no debe desdoblarse para cubrir las espaldas de sus compañeros. El DT probó con otros jugadores por los costados, caso Juan Todino, pero las modificaciones no cambiaron demasiado la ecuación. De esta manera, Agropecuario se vuelve un equipo vulnerable, donde su mayor virtud es su capacidad ofensiva y en la cual termina jugando al golpe por golpe.

¿Habrá cambio de sistema? En sus anteriores equipos, muchos jugadores han rendido con un sistema más conservador, de más protección, pero para ello el entrenador deberá modificar su libreto y abandonar su tradicional esquema 4-3-1-2, algo que hoy parece improbable.

En síntesis, el domingo el conjunto casarense se jugará una difícil parada ante Everton, partido trascendental por los puestos de clasificación, ya que es uno de los perseguidores de Agro con 15 puntos. Esta será una nueva oportunidad para que los jugadores puedan demostrar su jerarquía y exponer las condiciones que le permitieron llegar al “sojero”. Fueron elegidos para ser parte de un plantel que apunta a pelear el ascenso y deberán responder por ello. Siempre y cuando el “Síndrome Agropecuario” no los deje en el camino.

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