Antes del partido, un grupo de violentos quiso entrar a los golpes al estadio y la Policía actuó con dureza y los reprimió con balas de goma. Hubo varios heridos y gente asustada en los alrededores.
Antes del arranque del debut en La Ciudadela, todo lo que parecía que iba a ser una fiesta, tuvo su momento más oscuro y asustó a muchos que pensaron que la situación se iba a descontrolar. Sin embargo todo se pudo controlar.
Estallos, balas de gomas, gritos y corridas irrumpieron en La Ciudadela minutos antes del partido. Lo peor se veía venir: algunos violentos que no tenían entradas, quisieron saltear agresivamente los controles de acceso al estadio y se enfrentaron con la Policía.
En la esquina de Pellegrini y Bolivar, alrededor de unas 50 personas trataron de ingresar a la fuerza al estadio, y la Policía los reprimió. Hubo varios heridos de consideración lo que hizo asustar a muchos de los que se acercaban al estadio.
Esta situación viene como corolario de la tensa relación que un sector de la barra mantiene con la dirigencia, en cuanto a la situación del corte de la entrega de entradas sin cargo para estos grupos de hinchas.
Ya en el partido frente a Atlético en el invierno, esto quedó expuesto. Al consultarle a Claudio De Camilo al respecto de esta situación, el vicepresidente del club fue claro: “Tenemos el pleno apoyo de la inmensa mayoría de hinchas y socios del club para acabar con esta nefasta historia que hace años le viene haciendo un daño importante a San Martín”.
Desde la dirigencia aseguran que las entradas que se regalaban terminaban en la reventa ilegal, y que en el peor de los casos, muchas de estas eran la base para hacer las falsificaciones que constantemente se venían denunciando en el club.
Si bien en durante el partido no hubo revanchas o dedicatorias especiales desde el sector más bullicioso de la tribuna de calle Rondeau, también fue evidente el descontento con esta decisión de la dirigencia, al no verse los trapos característicos que identifican a los sectores de la barra.
Habrá que tomar medidas cada vez más estrictas y contundentes, puesto que si esta situación se repite partido tras partido, las familias se verán obligadas a dejar de asistir al estadio para evitar quedar en el medio del fuego cruzado, que hoy estuvo al límite de una situación realmente caótica.