Cuentan las crónicas de la época que el 21 de mayo de 1922 era una tarde soleada, y apenas corría una brisa en el Jardín de la República. Toda la ciudad se movilizó y estuvo pendiente del gran acontecimiento: la apertura del “Gran Stadium” de Atlético Tucumán, tal como se lo denominaba en aquella época.
Estaba en la calle “prolongación” 25 de Mayo 1.353, a 12 cuadras de la plaza Independencia.
Se trataba del primer estadio del norte del país que contaba con una tribuna techada y de cemento.
Para semejante acontecimiento, la Comisión Directiva, presidida por Isauro Silva, preparó una fiesta imponente y jornadas deportivas que se extendieron durante los días siguientes.
Se esperaba la presencia estelar de Racing Club de Avellaneda, que jugaría con nuestro equipo un amistoso con motivo de la inauguración del estadio, además de competencias de atletismo con la participación de la Federación Atlética Argentina.
Minutos antes de las 10, el presidente Decano dejó inaugurada la gran obra, dirigiéndole la palabra a una multitud que lo interrumpió continuamente con aplausos.
Silva terminó el emotivo discurso de la siguiente manera: "He aquí, señores, el resultado de tanto entusiasmo y de tanta lucha tesonera, producto de los votos supremos formulados tantas veces. Cuántas eran las veces que nos llegaban las expresiones irónicas de `no terminarán` y ante la incredulidad reinante, ante el desconocimiento absoluto de nuestros ideales, silenciosamente, trabajamos para ofrecerles esta gran obra, que es de todos los tucumanos y que hoy dejo inaugurada".
Luego de las competencias atléticas, tuvo lugar el momento culminante: el desfile de las autoridades y delegaciones, que hizo delirar a las casi 10.000 personas que presenciaban el acto.
A las 14 se hizo presente el gobernador de la provincia, Octaviano Vera, acompañado por varios funcionarios, quienes se ubicaron en la tribuna oficial reservada para invitados y periodistas, hoy sector 1 de plateas. Por entonces era una construcción de cemento y madera y techo de tejas, con dos escaleras en los costados y barandas de madera de estilo colonial.
A las 15.50, el reconocido referí Germán Guassoni, quien fue invitado especialmente a dirigir el partido, llamó a los equipos de Atlético Tucumán y Racing de Avellaneda al campo de juego.
Ante el gran entusiasmo de la multitud, empataron 1 a 1 en un emotivo partido, según consignan las crónicas periodísticas de la época. Abrió el marcador para los tucumanos Donato Penella, quien luego brillaría en Boca, e igualó Alberico Zabaleta para Racing.
Desde 1938 se empezó a denominar Monumental al estadio de Atlético. El responsable de ese bautizo fue el periodista Antonio Benejam, que con el seudónimo “Mogreb” firmaba una columna semanal en el desaparecido diario El Orden. El nombre actual, Monumental José Fierro, es un homenaje al socio fundador y segundo gran presidente de Atlético Tucumán entre 1908 y 1921.
Hoy es el estadio más importante del norte del país y el que posee la mayor capacidad de espectadores.
Sobre su césped, con la camiseta del Decano tucumano brillaron figuras como Donato Penella, Leónidas van Gelderen, Armando Benavídez, Rafael Albrecht, Hugo Ginel, Ricardo Julio Villa, Francisco Agüero, Orlando Espeche, Víctor Palomba, Juan Francisco Castro, Luis Reartez, Julio Barreto, Raúl Aredes, Claudio Sarría, Luis Rodríguez, Cristian Lucchetti, Fernando Zampedri y Cristian Menéndez, entre otros.
También fue la cuna del rugby tucumano: en su campo, el 21 de septiembre de 1924, se disputó el primer partido de la disciplina. Ante una multitud San Isidro enfrentó a un combinado de jugadores de Gimnasia y Esgrima y de Universitario de Buenos Aires.
En el Monumental se disputaron importantes partidos cuyos protagonistas fueron las selecciones argentinas mayor y juvenil, así como cotejos oficiales y amistosos en los que se presentaron grandes equipos, como Boca; River; Racing; Independiente; San Lorenzo; Nacional y Peñarol, de Uruguay; las selecciones de Perú y de Bolivia; Cruzeiro, el poderosos Santos de Pelé y Botafogo, de Brasil, y Sevilla y Deportivo La Coruña, de España, entre otros.
Nuestra casa es, además, el único escenario del norte argentino que albergó partidos oficiales de las competencias más importantes que organiza Conmebol: la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana.
Por si todo esto fuera poco, hubo visitantes ilustres que desplegaron su magia y talento. Nada menos que el rey Pelé, en 1966, y en varias oportunidades el jugador más grande de la historia del fútbol mundial, Diego Armando Maradona.