En el mediodía de ayer, y por casi media hora, primero el cuerpo técnico y luego los jugadores por su lado, realizando una lectura en la intimidad del momento que atraviesan. En busca de soluciones que reparen la situación, previo a la práctica la charla estuvo reservada sólo para los integrantes, sin presencia de colaboradores.
Nicolás Domenella – Interior Futbolero- Diario Castellanos
La mañana de ayer, cerca del mediodía rafaelino, no fue una jornada más de entrenamiento para Ben Hur. Por supuesto que hubo tiempo para trabajar cuestiones tácticas, técnicas y físicas pensando en el juego del sábado ante Viale por la 15ª fecha de la Zona 5 del Federal B. Pero antes que eso se dio, casi en el medio del campo de la cancha auxiliar Nº 3, un episodio que muchas veces se ve en el fútbol, no descubrimos nada, sin embargo por ello no deja de ser loable rescatarlo. Y en esta ocasión preferimos quedarnos sólo con eso como crónica del entrenamiento de la BH en el día ayer ya que a veces es necesario darle espacio a lo humano por sobre lo deportivo. Para recordar que en esencia ésto es un juego…
Particularmente nunca me ha tocado compartir un vestuario de fútbol en divisiones inferiores y menos aún en mayores categorías. Lo mío mayoritariamente siempre fue más relacionado al básquet en mi juventud y durante mi adolescencia. Imagino que por eso nunca comprendí del todo eso de «la intimidad del vestuario» o aquello de que «lo que pasa en el vestuario ahí se queda», como si eso se tratara de algún ritual al que el resto de los mortales estamos incapacitados de participar o mínimo de entender.
Los que formaron parte de ambos mundos describen grandes diferencias que ahora no vienen al caso. Pero sí encuentro un punto en común, una similitud que trasciende en esta oportunidad los límites del deporte y bien podrían aplicarse a cualquier grupo humano. Totalmente aplicable entre amigos, entre compañeros de trabajo en una oficina o en un taller. Da lo mismo. La unión entre los integrantes, ese vínculo que entre ellos se teje a diario alimenta el sueño colectivo por sobre el individual si todos tiran para el mismo lado.
Vuelvo al ejemplo del vestuario futbolístico, si es que existe el término, y reitero que nunca compartí uno puertas adentro. En la labor periodística uno se la pasa más que nada en los pasillos, detrás del tejido, escuchando, observando y viendo (aunque suenen parecidos son bien diferentes). Por eso lo que sucedió ayer en la cancha auxiliar de Ben Hur, lo que propuso primero el cuerpo técnico comandado por Cristian Domizzi y por los jugadores después, me lleva a recoger ese momento por sobre lo estrictamente deportivo que vino más tarde. Porque muchas veces reclamamos desde nuestra posición de analistas sin compromisos que la primera lectura, la primera autocrítica, debe hacerse mirándose el propio ombligo.
Ya lo señaló Domizzi al decir que «soy el primer responsable de este momento». Frase vacía y distante si las hay. Reiterada tantas veces que casi ya no le damos más importancia los que acudimos a los ensayos de los equipos desde hace años. Porque va de suyo, por un lado, pero porque casi siempre sólo queda en eso. No es la primera vez que el entrenador organiza una charla con el plantel buscando respuestas a este momento. De hecho son bastante habituales. Lo que esta vez llamó la atención fue que los protagonistas, por motus propio, pidieron realizar un cónclave exclusivo entre ellos más allá. Alejados de todos. Incluso pidiendo privacidad. Porque ese es su mundo y uno no puede ser más que observador. Lo pidieron para decirse todo en la cara creo. O para escupirse lo que haya estado atragantado o tal vez para sacarse el peso de no entender qué pasa siendo cada uno tan responsable como el de al lado. Pero sobre todo para coincidir en un mismo objetivo, el de no claudicar ante una racha adversa y reencontrar aquello que los hizo verdaderos protagonistas, antes de que el protagonismo se los coma a ellos.
No tengo dudas de que estos reproches que saltaron en el «tú a tú» pueden ser comunes en el mundillo de la pelota, pero no lo son tanto en otros espacios que deberían serlo y por ello no deja de parecerme valedera la necesidad de rescatarlo y compartirlo para que no se pierda en esa mitad de la cancha. Pero también para entender que cada uno desde su lugar tiene tiempo de hacer su propia autocrítica para corregir decisiones a tiempo. No sé si será la cura al mal que sufre pero sí me parece que Ben Hur, este Ben Hur, este equipo, aún está a tiempo y ya lo asumió. Queda empezar a demostrar dentro de la cancha de aquí en más que el calor de estos días no fue coincidente con el veranito de 11 fechas que pasaron en un torneo que todavía no regaló nada.