Cuando el partido se encaminaba a un empate en uno, en el tercer minuto adicional, apareció el ex Olimpo para meter una comba tremenda y darle el triunfo a Bella Vista.
Por La Nueva Provincia
En el desarrollo pasó de todos y hubo mucha tela para cortar, pero el comentario de todo el mundo a la salida del estadio de Bella Vista se centraba en una jugada puntual: el golazo de Enzo González cuando se moría el partido.
El cuadro de Mungo sacó, con mucho esfuerzo y corazón, una pequeña ventaja de cara a la revancha de los cuartos del final del Federal B. Le ganó en el descuento, con diez jugadores, a Sansinena y tendrá dos resultados a favor pensando en la semifinal.
El trámite se desarrolló en un campo de juego blando por la lluvia; y en ese contexto el roce fue moneda corriente desde el inicio.
Sansinena aprovechó algunas desatenciones de movida e inquietó a Elizondo con un par de remates de media distancia. Fue mientras Linares se mostraba activo y Schefer lograba sortear la resistencia de Bartoletti.
Con poco generó un par de córners y en uno de ellos llegó el cabezazo goleador Mc Coubrey (Romero lo perdió en la marca) tras una gran ejecución de Linares.
Bella Vista sintió el impacto y se desorientó. Encima, Portela cometió un error garrafal (ver aparte).
Con uno más en cancha, todo hacía presagiar una tarde tranquila para los dirigidos por Laspada, pero no fue así. Mungo movió las fichas: Bartoletti se retrasó unos metros y Vallejos acompañó a los volantes desde el sector derecho. Así equilibró el juego y conectó mejor las piezas con el movedizo Boquín.
Vallejos, en una de sus acciones individuales, armó una jugada por derecha y metió un centro rasante que complicó el cierre de Matías López, quien en su afán por acomodarse le metió un agarrón a Boquín y le cometió penal. El delantero, con tiro esquinado, decretó la paridad.
En el ST la responsabilidad recayó en la visita, que un hombre más ejerció superioridad. Pero fue sólo en el primer cuarto de hora, cuando el ingresado Brian Scalco armó un descalabro por izquierda.
El sólido trabajo de una defensa bien parada y un arquero sin fisuras (Elizondo), fueron opacando el rendimiento cerrense.
Y cuando todo parecía sellado, en la única acción de peligro de los gallegos en el complemento, apareció la magia del «Enzo», quien sacó un derechazo letal (la pelota hizo una comba perfecta y se clavó en un ángulo) para dejar a todos con la boca abierta.