Llegó como turista y el domingo debutará en un partido oficial. Es un delantero que jugó en la Primera División de su país.
Llegó a San Juan como turista. Se alojó en la Granja Tía Nora. Lo hizo con su novia, Ann Marie Honers, en calidad de wwoofer, como se denomina a quienes intercambian trabajo por alojamiento y estadía en estos establecimientos, como la granja orgánica de Albardón.
Para James O’Sullivan, de 26 años, segundo hijo de Declan y Liz, originario de Thurles, Tipperary (Irlanda), San Juan significa una escala más en su afán de viajar y conocer el mundo. Futbolista de profesión en su país natal, donde jugó en el Shamrock Rovers (Primera División), en el U.C.D y el Haterford United F.C.; un día decidió ir con su novia a conocer Australia, donde jugó en el Richmond Eagles (Segunda división), sufrió un par de fracturas que lo alejaron de la competencia. Volvió luego a jugar en clubes regionales, como el Hestern Surbarbs (Australia) y el Ferrymead Boys (Nueva Zelanda), hasta que hace unos días, fue a ver un entrenamiento de San Miguel y “con un gol de Play Station”, como lo definió Mariano “Petinato” Núñez, una de las figuras de la entidad rojinegra, convenció al técnico Javier Paratore quien aconsejó que lo inscribieran para su equipo.
James, nacido el 30 de marzo de 1988, cuenta que le cuesta entenderse con sus compañeros porque habla y entiende poco el castellano, pero que en la cancha sabe que tiene que meter diagonales a los claros porque allí llegará la pelota.
Iba a debutar el domingo pasado, ante Paso de Los Andes, pero la cancha se anegó y se quedó con las ganas. Lo hará el domingo contra la ADA (Asociación Deportiva Albardón) en la cancha de Sport Argentino.
Tiene pensado quedarse en San Juan tres semanas más, para luego, vía Santiago de Chile irse hasta Lima, Perú. Mientras tanto entre las tareas de la granja se da tiempo para salir a trotar y entrenar con el entusiasmo de quien fuera a vestir la casaca de un grande del fútbol mundial.
Llegó al país en abril, quería conocer Buenos Aires, visitó la cancha de Boca, se dio el gusto de ver Brasil y Chile en el Mundial (“fue muy emocionante vivir en Copacabana con tantos hinchas de los dos países”, comentó) y después decidió viajar a San Juan.
Se define como un delantero rápido y astuto. “Mi especialidad son los goles así…”, dice y explica con el movimiento que les hace sombreritos a los arqueros.
Admira a Messi y Cristiano Ronaldo, pero su ídolo es Robby Keane, figura emblemática del Manchester United y de la Selección de Irlanda del Sur.
Ayer no pudo entrenar con sus nuevos compañeros, pero jugó un ratito con los pibes de la escuela. El “gracias amigou” con el golpe de mano cerró el momento de alegría compartido con los más pequeños de la entidad albardonera donde jugará.
Fuente: Diario de Cuyo