Cristian Pavón, hoy una de las joyitas de Boca Juniors, no se olvida de sus inicios en el Albiazul y se alegra por el presente de la T en el Federal A. Además, cuenta su vida en Buenos Aires y disfruta su gran momento, luego de haber metido su primer gol en Primera.
Por Andrés González Casco (@AndresGonzCasco)
Seguramente poca gente haya escuchado hablar Anisacate. Muchos menos sabrán de que se trata de una localidad. Pero de ahí, de este lugar ubicado en el corazón de la provincia de Córdoba, surgió un jugador que hoy, haciendo un juego de palabras, está en Boca de todos: Cristian Pavón. Kichán, el apodo con el que era conocido de chico en las calles y los potreros de su pueblo (no llega a los 3.000 habitantes), la rompe en el Xeneize y pinta para figura. Sin embargo, él no se olvida de sus inicios, y mucho menos de la T, el club donde se formó y del cual es un hincha fanático.
“No soy de Boca, sólo de Talleres. Sigo al equipo siempre, me alegro porque está puntero. La gente ha sufrido mucho”, le contó el joven delantero a Mundo D en una entrevista. A sus 19 años, pese a defender la camiseta azul y amarilla, reconoce que los colores que realmente lleva en el corazón son los del Albiazul.
Hoy Cristian vive en Buenos Aires junto a su familia. Los grandes medios deportivos hablan maravillas de él. No obstante, el atacante tiene bien latente el recuerdo de cuando su padre lo llevaba a la Boutique para entrenarse o jugar. Se sabe practicamente de memoria cada kilómetro entre la puerta de su casa y el club cordobés, algo de lo que está lejos en la capital del país. “Ya me conozco el camino para ir a entrenar. Buenos Aires es grande. Ya voy solo. Mi viejo me espera con la comida. Disfrutamos de ese momento”, confiesa.
Hace algunos días marcó el segundo gol de una victoria durísima del equipo de Arruabarrena ante Lanús, en el sur del conurbano bonaerense. Fue su primer grito en Boca y lo festejó con todo. Sin embargo, aquellos que lo conocen desde chico saben muy bien que no hizo más que revalidar una costumbre, aunque ahora en uno de los más grandes de la Argentina. Las cintas de Canal 12 dan testimonio de esto, cuando a los 12 años ya marcaba la diferencia y la metía seguido representando a su Anisacate natal (video abajo). También dan fe de ello las estadísticas de la Liga Cordobesa, en la que fue goleador jugando para su querido Talleres. «Pude demostrar lo que sé hacer», cuenta sobre su gran presente.
“Me encanta encarar y pegarle al arco”, le decía a los medios cordobeses en el 2013, todavía sorprendido por las convocatorias a las selecciones juveniles. Después llegó el Mundial Sub 17 de Emiratos Árabes, gracias al cual se subió a un avión por primera vez. Y al tiempo vino el paso más importante: el arribo al Xeneize. Fue comprado a 14 millones de pesos en el 2014 y, tras un breve préstamo a Colón (logró el ascenso a Primera), se sumó al plantel de la Ribera. “Lo dijeron por la tele y no podía creerlo”, expresó sobre el momento cuando se enteró de que Boca lo compraría.
“Estoy muy contento. Que hablen hoy así de mí, me pone feliz. Me abracé con todos mis compañeros en mi primer gol acá. El momento de la lesión fue duro y todos me apoyaron para que saliera adelante”, le dijo a Mundo D tras su tanto frente al Granate, luego de la fractura del quinto metatarsiano en el verano contra River que lo marginó por varias semanas. Y justamente en relación al Millo, se refirió a la tremenda seguidilla de superclásicos que se vienen (uno por el torneo y dos por la Libertadores): “Son muy lindos estos clásicos. Generan mucho entusiasmo y un gran satisfacción. Se juegan con todo. Desde afuera, te da ganas de jugarlo, espero poder ser tenido en cuenta. Sería el primer partido internacional”.
Pavón a los 17 años en un clásico ante Belgrano por la Liga Cordobesa.
Pavón y los goles en su infancia:
El primer gol en Primera de la joyita surgida de la T:
Fotos: Mundo D