¿Profesional o traidor? La duda aparece en la primera plana del periódico que circula en Roca y se refiere a la llegada de Ricardo Pancaldo a Cipolletti.
Fuente: rionegro.com.ar
El entrenador santafesino fue decisivo en la resurrección futbolística del Depo, a quien condujo a dos finales consecutivas en el Argentino B, en 2011 y 2012. Con Pancaldo, Roca consiguió un protagonismo federal inédito.
Ahora, que el Depo y Cipolletti juegan en la tercera categoría del ascenso, Pancaldo acaba de firmar para el Albinegro. Entonces, ¿traidor o qué? Para esta columna definitivamente no lo es.
El punto es que el profesionalismo puso al fútbol en un dilema sin solución. Una encrucijada. En el fútbol profesional se juega por plata antes que por cualquier otra cosa, salvando honrosas excepciones.
El dinero separó para siempre al hincha del futbolista. Unos y otros ocupan lugares bien diferentes y por razones bien diferentes. El día que el jugador cobró dinero por jugar con determinada camiseta, ese día la relación entre el jugador y el hincha se rompió y no tuvo retorno.
La trampa del profesionalismo es que el fútbol no es como cualquier trabajo. No se cambia de club como se cambia de trabajo. Porque el fútbol es ante todo un juego. Esa condición lúdica el dinero no la cambió, pero la ensució.
Pancaldo, que no fue jugador del Depo, pero sí uno de los entrenadores más importantes de su historia, significa mucho para el hincha del Depo. Se identificó con él. Y siente que ahora Pancaldo lo traicionó. Pero la misma ambición que lo trajo en su momento a Roca, ahora lo lleva a Cipolletti. Sin traición.
Por eso, sería bueno que fuera recibido con aplausos el día que pise el Maiolino como DT de Cipolletti. Ese día habremos saltado ese charco embarrado que es el profesionalismo.