Decano Nacional

En el último suspiro, de película. Juventud Unida ganó en Concepción del Uruguay y ascendió a la B Nacional.

Pereyra había abierto el marcador para el Decano pero Rodríguez estampó la igualdad transitoria a 5 del cierre. Impini, a falta de segundos para el pitazo final, convirtió el tanto con el que le dio el ascenso al equipo de Gualeguaychú.juve ascenso 2 juve ascenso juve ascenso 1

El sueño más deseado se hizo realidad. En un partido que va a quedar para la antología del fútbol provincial, Juventud Unida le ganó 2 a 1 a Gimnasia de Concepción del Uruguay y consiguió el ascenso a la B Nacional. Juan Francisco Pereyra y Paolo Impini marcaron los goles decanos.

La historia la escriben los que ganan, dicen. Y, como hizo hace poco más de un año cuando consiguió, por primera vez en sus 107 años de vida, el ascenso al Argentino A (hoy Federal A), el equipo del Beto Acosta escribió la página más gloriosa del futbol departamental.

El marco fue el propio de una final. Bajo la lluvia, más de 1200 hinchas decanos llenaron la tribuna Norte del estadio Nuñez y no pararon de alentar durante los 90 minutos. Del otro lado, los locales le pusieron el color y el sentimiento propio de un clásico, pero no les alcanzó. Todo fue de los de Gualeguaychú.

Los Leones del Beto, esos que demostraron estar a la altura cada vez que les tocó, sabían a qué iban a Concepción del Uruguay. El triunfo era el único resultado que le aseguraba el ascenso a Juventud y, convencidos de que la gloria no se regala sino que se conquista, fueron por los tres puntos.

Y la victoria llegó, una vez más, de la mano de quienes se han convertido en referentes, a fuerza de actitud y buenos rendimientos. Cuando Juventud tenía la pelota, inclinaba la cancha y empezaba a generar las más claras, Gonzalo Rodríguez desbordó por izquierda y metió el centro al área para que Cachete Pereyra la empujara al gol y haga estallar en un grito a la tribuna visitante.

Se jugaban 22 minutos del primer tiempo y el Decano se aferraba con uñas y dientes a ese sueño que muchos creyeron irreal, imposible. Pero dentro de la cancha el equipo de Acosta era notablemente superior y merecidamente estaba arriba en el marcador.

Lo tuvieron Fornillo, primero, y Araujo después, pero las dos veces respondió bien el arquero local. Por el lado de Gimnasia, se vio un equipo tibio que bailó, al menos en la primera parte, el tango propuesto por el Decano.

Los primeros 45 minutos se fueron con Juventud dominando los tiempos del juego, mientras que a Gimnasia le costaba demasiado doblegar la última línea visitante y cuando llegaba al área de De León, el arquero respondió bien siempre.

En la segunda parte el equipo de Blanco intensificó la presión sobre el campo decano y ganó metros en la cancha. Juventud se paró de contra y buscó sorprender con la salida rápida de Bandiera y Fornillo, pero fue el local quien inclinó las cosas y, de no haber sido por la brillante noche que tuvo Lucas De León podría haber llegado al empate antes de los 39 minutos. Para mal del local, el arquero visitante tuvo los reflejos necesarios para ahogar un par de goles hechos del Lobo y así agigantar su figura.

El partido se extinguía y, a pesar de que Gimnasia era el dueño de la pelota y de las situaciones, era Juventud el que le ponía candado al arco del Nuñez. Pero a los 39’, tras la catarata de centros que cayeron en el área visitante, un cabezazo al ángulo fue descolgado por De León y en el rebote, con el arquero en el piso, Carlos Rodríguez puso el 1 a 1.

Todo el estadio descargó la bronca acumulada y festejó el empate. No podía ser que este equipo de barrio llamado Juventud Unida le ganara en su cancha, y no solo eso, no podía ser que los de Gualeguaychú asciendan en el estadio por el que pasaron tantos grandes. Pero el fútbol y, sobre todo, este equipo de Acosta tienen esas cosas: el más débil no siempre pierde y el grande no siempre gana.

El partido se extinguía. Iban 48 minutos del complemento y una falta en tres cuartos de cancha dejaba con diez al local por la expulsión de Rodríguez y le daba la última chance al Decano. Como hace una semana, cuando Marchesini, en un pie, se convirtió en héroe, el centro de Gonzalo Rodríguez al segundo palo encontró la cabeza de Paolo Impini, que primerió al arquero y puso el 2 a 1.

El árbitro Guillermo González pitó el final del partido y dio rienda suelta al alocado festejo que se convirtió en una interminable caravana de colectivos y autos para continuar, hasta entrada la madrugada, en las instalaciones del club. A falta de una fecha, Juventud logró el ascenso a la B Nacional: El pueblo decano está de fiesta.

Fuente: El Día

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