Julián Álvarez fue sin duda el hombre de la noche en un partido clave para River Plate. Sus dos goles ayudaron a que el millonario superase por sexta vez consecutiva la fase de grupos de la Copa Libertadores, al vencer por 2-1 al San Pablo de Dani Alves (y dejándolo matemáticamente eliminado en el proceso). Pero su calidad futbolística no es la que se lleva los flashes en esta nota, sino mas bien la humana.
A sabiendas de que su primer entrenador, Rafael Varas, trabajaba con el reparto de insumos, el joven futbolista decidió obsequiarle una Kangoo para facilitarle su labor. «El día sábado me llega un mensaje de Gustavo, el papá de Julián: ‘entre las 17 y 18 horas vení a mi casa’. No alcanzo a salir que me entra una llamada a mi teléfono y era el papá de Julián, me dice ‘Gustavo ya voy a tu casa’. Yo no sospechaba nada, solamente se me cruzaban asuntos de fútbol y un café. Cuando llegó, lo hizo tocando bocina, sonriente. Vi que no era un vehículo de ellos, se baja sonriente y me dice: ‘esto te lo regala Araña’. Ahí nos emocionamos y nos abrazamos fuerte«, relató en diálogo con Interior Futbolero el hombre que ahora tiene a su cargo una escuelita de fútbol.
Tras expresar que «no me sorprende el gesto de Julián, sino el regalo, que es muy grande«, comentó: «Él siempre fue de compartir. Como todos los niños porque en la escuelita siempre le inculcamos el respeto al compañero, ser solidario, compartir aunque sea un trago de agua. Julián era el abanderado en eso«. A su vez, recordó que «siempre hizo diferencia«. «Recuerdo verlo en la cancha, pasar a 4 o 5 jugadores de campo, pasar al arquero y terminar haciendo gol de rabona«, deslizó.
En cuanto al origen del apodo «arañita», detalló: «Su apodo no está bien definido pero pasa por los hermanos. En un picadito de hermanos y vecinos él estaba en el medio. Era el más chico y se movía como una araña, una arañita que tenía muchas patitas«. También remarcó la vez en que se probó en Boca Juniors: «Cuando se probó en Boca nadie le dijo nada, sabían que él busca su futuro. Fue, se probó e hizo goles. Yo creo que si hoy hubiera jugado en Boca nadie iba a perder la buena onda con él ni nada, porque es un jugador que merece estar donde está, en River o en Boca«.
En relación a la final de la Copa Libertadores entre millonarios y xeneizes en Madrid, denotó que «River para mi ya era campeón con verlo a Julián jugar«. Al respecto, rememoró: «La vuelta a Calchín fue eterna porque no llegaba más. Pasaban por una localidad y lo estaban esperando, lo paraban en la ruta, le pedían autógrafo… Fue algo eterno. Nosotros éramos el último pueblo que lo estábamos esperando, y cuando llegó estaba todo el pueblo«.
Después de catalogar a Julián Álvarez como «un modelo a seguir» que «ojalá sea un espejo para el resto de los chicos«. Finalmente, lo definió como «un fenómeno, un grande por todo. Un corazón más grande que nuestro pueblo y que toda la provincia de Córdoba«.