Ezequiel Cabrera: “Si puedo jugar un poquito a la pelota, trato de ser lo más feliz posible”

Ezequiel es una historia viva de superación. Jugó su último partido como profesional en octubre, después de haber sufrido un accidente con su auto en febrero, a causa del cual debieron amputarle su pierna izquierda. Tras nueve meses de recuperación y preparación, pudo despedirse del fútbol dentro de las canchas, disputando un encuentro para la reserva del Club Atlético Quenumá, en el que marcó el único gol de su equipo frente a El Ceibo. Repasá este imperdible mano a mano con Interior Futbolero Radio.

Ezequiel Cabrera pudo disfrutar de despedirse del fútbol como él lo quería, dentro de una cancha y vistiendo la camiseta de su querido Club Atlético Quenumá. Gracias a una gestión en la que intervino el árbitro Sergio Orozco, pudo disputar 15 minutos del partido de reserva frente a El Ceibo y anotar un gol de penal. Todo esto era impensable después de lo que le había tocado vivir a principios de año.

El 1 de febrero Ezequiel se accidentó en el Salliqueló – Trenque Lauquen, camino que recorría frecuentemente mientras cumplía con su labor de policía. “Tuve la desgracia de dormirme manejando y chocarme un guardarrial, que fue el que me amputó la pierna en ese momento“, relata. Él mismo pudo pedir auxilio a las seis de la mañana, antes de perder el conocimiento. “Si no lo podía hacer yo, calculo que no estaría contando nada“.

Yo no sabía donde estaba, pero sí sabía que estaba yendo a Trenque Lauquen y que en algún momento había pasado Pellegrini“, detalla Ezequiel, recordando el momento en el que se produjo el choque. “Cuando llamo, reconozco la voz de un compañero y le dije: soy Ezequiel Cabrera, estoy entre Trenque Lauquen y Pellegrini, choqué y me corté la pierna. Dije eso y me dormí“.

La recuperación fue larga, pero el apoyo recibido por parte de toda la comunidad de Quenumá y del partido de Salliqueló fueron fundamentales para que pudiera sobreponerse. “Estuve un día en terapia y cuando me pasaron a sal común empecé a recibir a la familia y a los amigos, con la linda novedad de que, cuando se acerca el club, lo hace con la remera con la que yo había jugado el torneo pasado“, señala Cabrera. Y agrega que Quenumá “es un club muy humilde, juntar un peso para hacer las casacas es complicado, y sin embargo, sacaron la camiseta que yo usaba para regalármela y tuvieron que mandar a hacer una nueva“.

“Para el pueblo, verse en la pantalla es una locura”.

Por toas las muestra de afecto recibidas, Ezequiel sentía que debía retribuir a su pueblo de alguna manera. Por eso Interior Futbolero TV llegó hasta Quenumá con sus cámaras para vivir de cerca su último partido: “A mí me interesaba mucho que se muestre lo que la gente hizo por mí, era de alguna manera intentar agradecer. Para el pueblo, verse en la pantalla es una locura. Al otro día que salió la nota estaban todos hablando de eso“, señala.

Ya pensando en los desafíos que afrontará durante 2020, Cabrera adelanta varias actividades con las que planea cumplir: “Me han surgido algunas charlas motivacionales en ciudades vecinas, me surgió el partido de las estrellas que se va a hacer en América, de donde es Oscar Ustari. También van a jugar (Jorge) Figal y Alexis Martín Arias“.

Las maratones son otra gran apuesta: “Hasta ahora voy corriendo cinco. La primera fue en Córdoba, a cinco meses del accidente; corrí un kilómetro con las muletas. Después surgió otra de tres kilómetros en Tres Lomas, y después corrí cinco en Pehuajó y cinco también en La Plata“. “El 11 de enero voy a correr ocho kilómetros en Trenque Lauquen, con los bastones y una pierna, la prótesis me la saco“.

“Esto me enseñó a ver las cosas de otra manera”

Pero eso no es todo, porque Ezequiel también planea conseguir su título de profesor de educación física. Trabajó como guardavidas hasta ingresar en la policía, momento en el que también comenzó su carrera universitaria: “Ahora tendría que estar recibiéndome, como mis compañeros, pero tuve que pausarlo. El año que viene tendré que ir por ese objetivo también“.

Esto me enseñó a ver las cosas de otra manera, a valorar a la familia mucho más que antes, a disfrutar cada momento. Si tengo la posibilidad de jugar un poquito a la pelota, disfrutarlo y ser lo más feliz posible y quejarme menos“, concluye Ezequiel. Un ejemplo de superación y fortaleza ante las circunstancias más adversas. Un verdadero luchador del fútbol y de la vida.

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