El lateral derecho del Capataz de la Patagonia alcanzó los 100 partidos con la camiseta Albinegra. El lateral se prestó a una entrevista exclusiva con Interior Futbolero para compartir este hito logrado con el equipo homónimo de la ciudad en la que nació y forjó su trayectoria como futbolista profesional con tan sólo 24 años de edad.
POR JOAQUÍN SBROLLA 
IF: – ¿Había una mejor manera de festejar el centésimo partido jugado con Cipo, considerando el regreso a la Visera con el estreno del césped natural, con triunfo incluido (2-1 a Bolívar) y el hecho de ser reconocido junto a Manolo Berra, un símbolo de la institución?
MC: – No podría haber sido de una manera mejor. Me hubiera gustado haber hecho un gol que estuve cerquita. Para todo jugador nacido en un club que lo vio crecer y formarse como profesional, cumplir 100 partidos con esa camiseta es algo soñado. No abarco la magnitud que significa. Llegué acá con 14 años, te empezás de hacer a poco, con el sueño de llegar a Primera, jugar el Federal. Ves pasar tantos jugadores que vienen de jugar en Primera o en distintas categorías del mundo, que uno quiere estar ahí. Te toca llegar y pasa tan rápido, que uno no lleva la seguidilla de los años ni del progreso que está teniendo. Gracias a Dios pude tener la carrera que estoy teniendo en el club. Sumado a eso, es un honor el hecho de poder estar compartiendo el plantel con Manolo, que es el jugador con más presencias con la camiseta de Cipolletti (NdR: 209 PJ hasta la fecha). Es un orgullo poder ser parte de este grupo que está logrando cosas importantes, marcando un antes y un después en la historia del club.
IF: – ¿Qué se siente llegar a tan corta edad (24) a esta cifra centenaria siendo oriundo de la ciudad y un producto del semillero?
MC: – Era algo que no me imaginaba. No iba por los partidos diciendo «acá voy por el 75 tengo que jugar para llegar a 100 el día tanto». Cuando supe que estaba por llegar , ahí empecé a investigar y te nace como ese orgullo de decir «voy a cumplir 100 partidos». Ser uno de los pocos juveniles de mi camada, en la cual estaban también el Tuti Del Prete -que está pasando un momento impresionante en Primera (NdR: juega en Estudiantes de La Plata)- y el Rusito Strak -que dejó la actividad para dedicarse a su negocio -, que ha llegado a esa cifra, la verdad que me llena de orgullo.
IF: – ¿Te considerás un referente icónico del club? MC: – No. Siento que soy un jugador que se ganó su lugar a base de esfuerzo, confianza y dedicación. Ojalá los chicos que vienen peleándola de abajo, que están en la situación que yo estaba cuando llegué al club soñando un día con ser parte del plantel profesional, me puedan tomar como ejemplo. Que vean que se puede llegar que no se necesita ser el mejor ni ser un crack, simplemente tenés que esforzarte y confiar en lo que Dios puso en vos y explotarlo al 100%. Me gustaría que se me recuerde como una persona que la peleó, llegó y que, lejos de ser un ícono, sea un ejemplo para los chicos que sueñan lo mismo que soñaba yo a esa edad.
IF: – ¿El ascenso a la Primera Nacional sería el único anhelo pendiente para condecorar tu carrera con Cipo?
MC: – La verdad que sí. Si haber jugado 100 partidos con la camiseta de Cipolletti fue un sueño, lograr el ascenso sería una locura. Siento que cerrarlo en esta etapa, habiendo pasado tantas cosas importantes y significativas en la vida no sólo mía sino en varios compañeros del plantel, creo que para todos sería el mejor año de nuestras carreras.
IF – A ese tan ansiado ascenso de categoría, ¿se podría sumar como deseo personal la ilusión de poder lucir la cinta de capitán del equipo?
MC: – Con la cuestión de la capitanía yo no sé si estoy preparado para eso. La responsabilidad que tiene un capitán adentro de la cancha va mucho más allá de hablar con los árbitros, de ser la voz cantante del equipo. Creo que tiene muchas otras connotaciones que yo no me siento cómodo hablándolas, no tengo el carácter para llevarlas adelante. No sería algo que desee tanto ser el capitán de un equipo. Si se da algún día bienvenido sea, lo haré de la mejor forma pero no es uno de los objetivos que me he puesto aún tanto a corto como a largo plazo.
IF: – ¿Cómo se dio tu llegada al Albinegro, fuiste siempre lateral derecho en tus inicios y cuánto progresaste desde que arrancaste en inferiores hasta esta actualidad?
MC: – Llegué al club entre 2013 y 2014 con 14 años y ya jugaba de lateral en el club previo al que estaba -San Martín de Cipolletti-, donde también jugué como enganche, volante central y mediocampista por derecha. En Cipolletti, arranqué ya de 4 en mi categoría pero el técnico de Reserva -Sandro Alegría- me vio y habló con mi DT que era Emiliano González y con Lorenzo Frutos, quien era su ayudante y coordinador de Inferiores. Pasé a jugar en ambas categorías, con la salvedad de que en Reserva iba de 8. Así estuve un par de años, hasta que cuando llegué a Primera de la Liga rionegrina, empecé a definirme como lateral derecho y cuando pasé a jugar el Federal, dependía de lo que necesitara el equipo al momento de que entrara al cancha, cuyo técnico era Ricardo Pancaldo, que fue con quien debuté. En la actualidad, siento que es mi posición natural y si bien he jugado siempre por la banda derecha tanto por el extremo como en el medio, como lateral puedo explotar las capacidades que tengo.
IF: – ¿Cuál fue tu mejor partido disputado?
MC: – No sé si tengo un encuentro que diga que fue el que mejor jugué pero sí hay uno que fui determinante para recordarlo con amor. Jugamos contra Camioneros en la Visera, íbamos empatando 1-1, un partido duro que habíamos arrancado perdiendo. Lo empatamos en el segundo tiempo, y faltando 10-15 minutos paso al ataque y tiro un centro que va pasado. En vez de volver a mi posición, decidí quedarme en el área por si la pelota volvía a entrar y tal cual, un compañero tira otro centro y yo entre los dos centrales hago un gol de cabeza que es el de la victoria por 2 a 1. En ese momento, todavía había público, era fines del 2019 (NdR: 17/11/19) y fue una locura. Haber podido anotar para que el equipo gane fue uno de los partidos que más atesoro en lo que fue mi trayectoria en Cipolletti.
IF: – ¿Cuál(es) fue(ron) el/los gol(es) que más festejaste? Puede ser tanto uno tuyo -tiene 4 en total- como el de algún compañero.
MC: – El mío contra Roca, el 3-0 en la Visera (NdR: 05/11/2016) que fue mi primer gol en mi carrera como profesional. Habían pasado muchas cosas extrafutbolísticas. Era el rival de siempre y mi vieja que había tenido un problema de salud además estaba en la cancha, se lo pude dedicar a ella. Fue un grito de alegría y llanto que cada vez que veo la foto me recuerda lo lindo que fue ese momento.
MC: – Tengo varios en la memoria que no fueron míos pero que cada vez que hablo de ellos me dan ganas de llorar porque los grité como propios y siento que marcaron mi carrera. El primero que grité y me quedé sin voz fue el de mi amigo Ezequiel Ávila que debutaba en ese partido en el mismo día que yo y hace el gol de la victoria (NdR: 1-0 a Juventud Antoniana el 27/10/15) donde terminé colgado del alambrado a más no poder. No éramos tan amigos en ese entonces pero lo conocía porque era un chico salido de la cantera como yo. Otro que celebré muchísimo fue el de (Gustavo) Tuti Del Prete también contra Roca en la Visera (NdR: 2-1, el 29/09/17) en un partido muy trabado y él vivía al fútbol del club de una manera muy especial por lo que era imposible emocionarse. Después, el gol que le hace Jorge Piñero a San Lorenzo por Copa Argentina (NdR: 1-1, el 15/08/17) nadie lo esperaba por contra quién estábamos enfrentando más allá de que confiábamos en nosotros. Jamás pensamos ir casi 70 minutos ganándole a San Lorenzo, jugándole de la forma de que jugamos. Me bajó la presión de tanto gritar que ya no sabía ni dónde estábamos, quería que se terminara el partido. Y el último que recuerde que lo festejé con muchas ganas fue el primer gol de Boris Magnago porque lo conozco (NdR: 3-1 a Estudiantes de San Luis. el 21/08/21) y sé que es un chico del club que la viene peleando como todos los pibes de acá. Fue tan profundo lo que sentí en ese momento que creo que lo grité más que él. Al llegar a casa, lo volví a ver y lloré de felicidad porque lo quiero y sé que es un jugador que tiene mucho para dar y se lo merecía. Esos son los goles que más significaron para mí porque fueron de chicos que los vi soñar como soñé yo cuando llegué al club y poder hacer un gol vistiendo esta camiseta es algo que no se puede comprar.
IF: – ¿Quiénes fueron los mejores compañeros y entrenadores que tuviste en tantos planteles que te tocó integrar?
MC: – Tengo el recuerdo de haber conocido a dos compañeros que han significado mucho en ese aspecto y ellos son Eduardo Vilce y Maximiliano Herrera. A ambos los atesoro como amigos que me dio el fútbol y la vida. Eduardo fue una persona que me acompañó mucho en un momento complicado de mi vida en el club en la que estaba frustrado ya que tenía muchas ganas de dejar el fútbol porque las cosas no salían como uno piensa y quiere. Él era el capitán del equipo. Tuvo la humildad de acercarse, acompañarme y de hacerme sentir que podía dar mucho más de lo que estaba dando, de que podía salir adelante del momento que estaba atravesando. Y después, con Maxi también logramos una relación extra futbolística tanto nosotros como nuestras esposas y fue un compañero excepcional en muchos momentos difíciles familiares. Hoy podemos decir que tenemos una amistad fuera de lo que es el club que se ha mantenido a lo largo de los años.
MC: – En cuanto a los entrenadores hay dos que yo destaco y respeto por los momentos en que los tuve y por la confianza que ahí me dieron que son Gustavo Coronel y Gustavo Raggio. Coronel desde el día que llegó, confió tanto en mí y me dio la titularidad sin haber tenido tanta experiencia en Primera. Ni siquiera pidió un refuerzo en mi posición para pelear el puesto. Él estaba tranquilo con eso, me hizo jugar todos los partidos de su ciclo. Siento que él fue una de las personas que ayudó mucho a que hoy esté cumpliendo 100 partidos porque sin esa confianza hubiera tardado un poco más a llegar a esta cifra así que lo recuerdo con mucho respeto. Raggio cuando agarró el club fue mi peor momento futbolístico: por la pandemia, porque había dejado de entrenar y me había tenido que poner a trabajar. Entonces cuando asumió como DT, llegué muy mal físicamente y futbolísticamente aún peor. Así que el desafío de él fue muy grande para ponerme a punto y siento que desde el día uno me exigió tanto que sacó la mejor versión de mí. Hoy puedo decir que estoy en mi mejor momento y eso es gracias al trabajo diario que él siempre hace.
IF: – ¿Qué significa Cipolletti en tu vida?
MC: – Cipolletti para mí es todo. Es mi ciudad, es mi cuna, es mi club. Es donde aprendí lo más básico de jugar al fútbol. Es donde agradezco a que conocí a mi mujer porque ella es fanática incluso desde antes de conocernos. Cipolletti por describirlo es casi mi vida. Siempre que hablo con mi familia digo que nuestra vida gira en torno a lo que pasa adentro del club. No hay otra cosa más grande y más importante en nuestra vida que el Club Cipolletti. Siento que soy un privilegiado de la vida poder vivir tantas cosas en carne propia a nivel personal con el club, como el regreso al césped natural, que ojalá todos pudieran sentirlas y presenciarlas.