Luis Ignacio Murúa, que está con un pie en Mandiyú de Corrientes, repasó la campaña de Germinal, en especial la eliminación ante Villa Mitre de Bahía Blanca. “En el tema arbitral, la dirigencia y yo nos equivocamos”, dijo.
Luis Murúa se encamina a hacer el preembarque rumbo a Corrientes. Si no hay imponderables, el “Pity” asumirá el 9 de febrero en Textil Mandiyú, club del Federal A que supo dirigir.
Antes de emprender rumbo al litoral argentino, Murúa se toma un tiempo para reflexionar sobre su gestión en Germinal de Rawson. “Me han dicho, dirigentes, allegados, que hay satisfacción por el trabajo realizado”, le comentó con modestia Murúa a Jornada, desde su oficina en el predio germinalista.
El “Verde”, bajo su conducción, logró recuperar el protagonismo regional que tuvo bajo conducción de Luis Bastida. Fueron ocho febriles meses que culminaron con polémica, hace una semana, con la controvertida expulsión de Damián Salinas a los cinco minutos de juego ante Villa Mitre, en El Fortín, cortesía del no menos polémico Facundo Elgart.
La siesta
El análisis, invariablemente, gira en torno al partido de hace siete días, que marcó el final de la campaña germinalista en la temporada de transición. Al fin y al cabo, la campaña fue determinada por lo ocurrido a la ida y especialmente en la vuelta de los cuartos ante Villa Mitre.
Murúa se hace cargo de las ingenuidades dirigenciales, que no pudieron evitar la designación de Elgart como referí del cotejo más trascendental de Germinal en casi dos décadas.
“Yo creo que en ese aspecto nos equivocamos la dirigencia y yo como entrenador. Ese aspecto que vos marcás, sí pudo ser evitable. Hay que tener presencia a nivel federal, la que yo reclamo a los clubes de la zona”, disparó Murúa, quien pidió no confundir presencia con ilegalidad.
Y agregó: “Se juega siempre bajo sospecha en estas instancias en los torneos federales, por el tema de las localías. Es tomarse un avión, sentarse en el Consejo Federal, levantar la mano y decir acá estamos. No solo por cuestión de arbitraje”. Y destacó: “También está el formato del torneo. Fijate cómo fue este año, cómo comenzó. Jugamos trece partidos en la temporada. Esto no es para caerles a los dirigentes, que han colaborado y trabajado”, remarcó.
El respaldo al “Tochi”
Permitida la ingenuidad, esta se cobró a Damián Salinas, en una jugada a criterio de quien suscribe, como crucial. En una jugada que por reglamento una amarilla no es descabellada, Salinas fue expulsado. El lateral golpeó con uno de sus brazos a Nicolás Manchado. Elgart, lo expulsó. “Fue una sorpresa. El “Tochi” dice que se equivocó. Yo también creo lo mismo. Pero de ahí a criticarlo en redes sociales, está de más”, señaló.
Salinas, máximo goleador del “Verde”, convirtió nueve goles siendo el lateral izquierdo, exhibiendo a la vez solidez al momento de defender. Por esas cualidades, Murúa evalúa llevar a Salinas a Textil Mandiyú.
“Y no me llevaría solo a Damián. A otros cuatro o cinco también. Hay jugadores, en forma potencial, que pueden jugar en una categoría superior”, relató. Evitó dar nombres. “Hay cierto consenso sobre algunos jugadores”, deslizó. Al margen de Salinas, Robinson Torres y Nicolás Macarof, por ejemplo, han convencido a Murúa, al margen de destacarse en una campaña que terminó de forma abrupta.
El primer partido
Pese a los imponderables, Murúa opta por no cargar las tintas contra Elgart, designado para reemplazar al viedmense Luis Froilán, quien alegó que no podía estar en Rawson hace una semana. Y para ello, se rompieron dos ternas armadas del Federal C. En una estaba Elgart, en otra sus asistentes en la capital. “Yo como entrenador, debo encontrar solución a problemas como la expulsión. Lo hicimos hasta donde pudimos. Nos tocó quedar eliminados. Hubiese preferido que hubiera sido con victoria. Tiene otro sabor. No pudimos”, comentó, sin omitir el primer partido, donde manifiesta sentirse culpable por el resultado de 3-1 en contra. “Yo regalé el partido allá. Con una derrota por un gol o con empate, la historia era otra acá. Lo ganábamos acá. Nos terminaron superando bien”, asumiendo una responsabilidad cuasi total sobre lo sucedido.
Pese a la eliminación, hubo una transformación. Hubo un ensamble de divisiones, hubo una idea de juego idéntica en las categorías de Germinal. “No seguiré yo por ahora. Pero sigue el equipo. Sigue Pedro Bravo González (algo anticipado por Jornada cuando asumió Murúa). Pedro después tendrá su impronta”, declaró Murúa, cuya etapa en Germinal se aproxima a su final. En su estancia, no pasó desapercibido. Impuso su estilo de juego, su presencia, su modo global de encarar un club al margen de una primera categoría. Solo las sospechas evitaron que el final de Murúa en el “Verde” tuviera otro color.
Fuente: Diario Jornada