Colón cayó nuevamente ante Temperley y la crisis vuelve a ser una herida dolorosa

Yllana cambió medio equipo y hubo 38 minutos en los que parecía que empezaba otra historia. Pero en un abrir y cerrar de ojos, Temperley se lo dio vuelta y Colón terminó jugando como siempre.

No fueron solamente los seis cambios de nombres, sino también algunas posiciones (las de Lago y Bernardi, por ejemplo) y el buen aporte que hicieron los “nuevos”. Todo eso se conjugó para que Colón haya jugado 38 minutos muy buenos, de los mejores de este torneo. Y digo 38 minutos, porque fue ese el momento en el que apareció Brandán para definir luego de un centro atrás en una jugada muy bien gestada por el costado izquierdo de la defensa sabalera. Era injusto. Lo ganaba bien Colón, que capitalizó un pelotazo largo de Forneris para el pique de Lago, que inteligentemente colocó la pelota hacia adentro para que la empuje Castro, que en esa primera media hora hizo casi todo bien jugando de espaldas y arrancando con velocidad y confianza.

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos todo se desvaneció de manera incomprensible. Temperley, haciendo menos que Colón, lo había empatado en esa jugada por izquierda. Brandán, el autor del gol, se fue de la cancha para ser atendido y, cuando volvió, había un tiro libre para Temperley. Nadie lo tomó adentro del área, llegó el centro y el “7” (gran figura del primer tiempo), cabeceó y dio vuelta el resultado.

¿Injusticia?, claro que sí. Pero también responsabilidad directa de Colón, sobre todo en la jugada del segundo gol por la pasividad defensiva en una jugada de pelota quieta que no supieron resolver. El cachetazo del primer gol se convirtió en golpe de nocaut a los pocos minutos. Y Colón echó por tierra, en dos o tres minutos de juego efectivo (o menos, porque el partido estuvo detenido luego del primer gol de Brandán, hasta que lo sacaron del campo de juego), todo lo que supo construir en esa primera media hora “larga” en la que se lo vio mejorado y superior al rival.

Bernardi se recostó por la izquierda, Lago fue el segundo delantero y rotó por todo el frente de ataque, Taborda le dio una buena mano a Bettini, que ganaba y perdía con Esparza, Garrido y Forneris se repartieron marca y salida en el medio. Colón regaló, en el resultado, lo que había construido en el juego. Así de simple. No supo cuidar la ventaja y en dos jugadas, Temperley se lo dio vuelta sin que haya acumulado méritos en el trámite.

APARECIÓ “EL VIEJO COLÓN”

De nada sirvieron el mejorado cuidado de la pelota, la capacidad de Castro para ser un partícipe activo del juego (más allá del gol) y el control que tuvo Colón en la primera media hora. Funcionaron los retoques de nombres y también algunos cambios de posiciones. Todo eso duró poquito más de media hora y fue el lapso en el que parecía “otro Colón”. Pero en un ratito, en un “lapsus” apareció el “viejo Colón”, el de la mandíbula frágil, el permeable, el de las debilidades y desconcentraciones. Brandán lo aprovechó y se convirtió en el “héroe” de ese primer tiempo, siendo reemplazado por Forestello por el golpe que recibió en la jugada del primer gol.

No demoró Yllana en tratar de darle más profundidad por derecha al equipo con el ingreso de Jourdan por un Taborda que hizo un trabajo solidario y sacrificado para retroceder, pero que no estuvo tan fino en el juego y en la terminación de las jugadas de ataque en las que participó. A todo esto, Temperley achicó espacios del medio hacia atrás, dejó a Esparza arriba para que se desgaste (luego lo sacó y puso a Agustín Toledo), con la tibia compañía del “Animal” López.

A Colón le costaba mucho encontrar profundidad y el tiempo empezaba a jugarle una mala pasada en la lluviosa tardecita (ya de noche) de Turdera. Entró Gigliotti por un Bernardi que en el segundo tiempo no se quedó recostado por izquierda como en el primer tiempo, sino que buscó tener mayor movilidad. Aunque, como el resto, faltaron ideas y claridad.

La más clara recién la tuvo sobre los 24 minutos, cuando Garrido metió un pase profundo, Castet cabeceó hacia adentro y Castro volvió a cabecear, aunque desacomodado en el salto por un defensor local y sin dirección. Ya con Gigliotti en la cancha, el doble 9 fue una tentación y la búsqueda se hizo constante hacia ellos.

Mientras Temperley, con los cambios introducidos por Forestello, planteó un partido combativo en el medio para evitar que Colón le llegue, la visita se fue cayendo, tuvo muchas imprecisiones y fue cayendo en la impotencia. Faltando menos de un cuarto de hora, Yllana lo sacó a Lago –fue de mayor a menor– para que ingrese Agustín Giménez, para darle más aire y quizás fútbol a un equipo que adoleció de juego en la parte complementaria. No lo consiguió.

Ni siquiera alcanzaron las ganas para disimular el deslucimiento futbolístico de un equipo que entusiasmó un rato en el primer tiempo, con el “nuevo” Colón, pero que enseguida llegaron los fantasmas del “viejo” Colón para echar todo por la borda.

FUENTE: MIRADOR PROVINCIAL

FOTO: PRENSA TEMPERLEY