Por Lucas Bendayan
Simplemente una impresión. Una forma de vivir un fin de semana en el que Santiago del Estero recibió a Interior Futbolero de una manera sorprendente y muy amena. Sobre todo, hospitalaria. El colorido y la pasión de cada una de las instituciones, las intenciones de un pueblo que hace diez años penaba, producto de la enorme pobreza generada en la década del 90 desde el mismo país, y que ahora desea crecer como provincia. El esfuerzo de los hinchas y socios de los clubes de más convocatoria que exigían una respuesta de la dirigencia y que recién en este tiempo la están encontrando. Todo se vive en una de las provincias del norte del país.
«La Liga santiagueña está destruida», comentaban varios. «Hay demasiados equipos en los torneos nacionales y por eso el fútbol de acá está así», explicaban otros el derrumbe a nivel interno y la poca competitividad a nivel local que ocupa a los equipos apenas cuatro meses al año, generado en gran parte por las invitaciones del Consejo Federal de la AFA.
Conclusiones adversas en cuanto a la organización del fútbol, que progresa pero que todavía debe caminar mucho más. La gente se ilusiona, está claro. Los seguidores de Güemes lo demostraron el lunes con la caravana multitudinaria que sacudió a la ciudad entera. Los de Mitre están con el sueño «ya no tan lejano» de subir a la B Nacional, los de Central Córdoba de no irse y los de Sarmiento de La Banda con el anhelo de estar en el Federal A. Los directivos de Unión Santiago, Instituto Santiago y Comercio desean «alguna vez ser como los tres grandes de la provincia» y los de Vélez de San Ramón, que habían sido injustamente invitados al Federal B, descendieron y quieren reponerse.
Hay de todos los gustos. Pero deben seguir por el camino del progreso. La mayoría van por una buena senda y prosperan con obras para la comunidad, pero resta mucho por hacer.