Bruno Amiconi y Mauricio Luna, parte de la terna agredida salvajemente en el partido del miércoles entre Juventud de Pergamino e Independiente Chivilcoy dialogaron, el día de ayer, con Interior Futbolero Radio y comentaron que, a pesar de los golpes recibidos, «el dolor es más emocional que físico».
El míercoles por la noche, Amiconi y sus asistentes, no dirigieron un partido más en su vida, lamentablemente, el encuentro entre «La Juve» y el «Rojo» de Chivilcoy va a quedar por siempre en su memoria, ya que recibieron una brutal paliza por parte de los «hinchas» del local. «Por primera vez en mi carrera arbitral, y ya hace 15 años que dirijo, tuve miedo de no volver a mi casa». Con estas contundentes palabras, Bruno, nos declaró un poco lo que sintió en el momento del salvaje ataque que recibió. «El golpe emocional es muy grande, yo nunca en mi vida pensé que iba a tener un compañero en el vestuario convulsionando o vomitando sangre por un partido de fútbol», continuó.
Faltaban apenas unos minutos para que finalice el encuentro, que daba como ganador a la visita, cuando en un instante, Bruno y sus colaboradores se vieron rodeados por gente que ingresaba al campo de juego desde las tribunas del estadio, personas que directamente fueron a dañar la salud y la integridad física de la terna arbitral. «Ayer sentí que la vida de mi asistente corrió un riesgo muy grande y ningún partido de fútbol vale la vida de una persona», manifestó Bruno, ante la situación que les tocó vivir junto a sus dos asistentes, Mauricio Luna y Marcelo Acosta.
«Es increíble el apoyo que recibí del Consejo Federal, desde que estuve en la cancha hasta que estuve en el hospital, principalmente de Gustavo Bassi», declaró el réferi, con respecto a el acompañamiento que recibió luego de semejante suceso y agregó: «Todos los árbitros de Primera nos apoyaron de una manera increíble y eso es lo que me hace pensar y me da fuerzas para no tirar todo por la borda».
Pero el problema, por desgracia, no es solo del público que fue quien agredió salvajemente a los jueces, sino que parte del cuerpo técnico de Juventud Pergamino, también lo atacó físicamente al juez principal: «En el entretiempo, el preparador físico me pegó una trompada cuando quise entrar al vestuario y lo expulsé. Cuando entramos, le pegó una patada a la puerta y nos dijo que si Juventud no daba vuelta el resultado, nos iban a matar», señaló.
Amiconi, como otros tantos árbitros del mundo, aparte de dirigir, tiene un trabajo que le sirve de gran ayuda, por los ingresos monetarios, ya que tiene la posibilidad de dedicarse a lo que siempre soñó, pero que no le alcanza para vivir. «Trabajo en el servicio penitenciario hace 10 años y nunca tuve un problema como éste». «Ni la cárcel alcanza para estos muchachos», afirmó.
Para finalizar la entrevista, el árbitro agredido brutalmente por la parcialidad y por parte del cuerpo técnico local, no dudó en expresar su descontento con la gente de Pergamino: «Gracias a dios tengo la suerte de no conocer al técnico de Juventud», expresó y concluyó: «En el momento en el que Mauricio está golpeado, le pegó un cachetazo en la nuca y nos dijo que ‘esto lo generaron ustedes'».
En paralelo a los que nos comentó Bruno, se sumó la palabra de Mauricio Luna, uno de los que peor la pasó en la noche del miércoles y que nos manifestó cómo fue que vivió lo sucedido: «Me acuerdo que fuimos a respaldar el físico de Bruno, vino un oficial de policía y me alejó de la boca del tunel y es lo que me jugó en contra después». Y prosiguió: «El primero que me agrede es un jugador y después los hinchas logran patearme, me agarró un tumulto de gente, zafé gracias a una bomba de gas pimienta, me metí en la manga pero ahí también seguí recibiendo golpes, hasta llegar al vestuario y ahí se me apagó la luz, no me acuerdo más nada».
En diálogo con Interior Futbolero Radio, Mauricio afirmó que «la policía jamás brindó la seguridad para poder seguir con el partido» y que a pesar de lo que pasó «en ningún momento se le cruzó por la cabeza dejar el arbitraje».
HACÉ CLICK PARA MIRAR LAS IMÁGENES DE LA BRUTAL AGRESIÓN