Jorge Alberto De Olivera

Su padre es el exarquero Héctor Kiko De Olivera atajo en Mitre, Huracán y Brown. Jorge se inició deportivamente en el básquetbol en el Club Mitre, bajo las órdenes de Juan Magri; sin embargo, tendría sus mejores resultados jugando para el Itapúa Tenis Club, lo que lo llevaría a integrar la selección misionera de básquetbol. Se desempeñó en las filas de Sindicato de Camioneros, de los ya desaparecidos campeonatos de la Lidai. Fue a probar suerte a Buenos Aires, más precisamente a Vélez Sarsfield luego emigró a Paraguay al 12 de Octubre Football Club, a préstamo por seis meses. Es el tercero de seis hermanos. Debutó en Nueva Chicago de la mano de Néstor Gorosito y más adelante también lo dirigieron Patricio Hernández y Leonardo Madelón. Luego pasó a Club Atlético Colón de Santa Fe, donde fue dirigido por Alfio Basile y peleó la titularidad con un histórico como Laureano Tombolini. En 2009 tuvo su mejor año, llegando a ser figura de Racing en el equipo dirigido por Caruso Lombardi. A tal punto que la Academia le renovó contrato por tres años y fue titular hasta la llegada de Sebastián Saja. Tras un paso por Rubio Ñú de Paraguay, volvió a su Misiones natal para jugar en Guaraní Antonio Franco. A mediados de 2015 arribó a Chile para ser refuerzo de Cobreloa, debutó con la camiseta del club el día 18 de julio del mismo año en donde Cobreloa ganó por 3-0 a San Marcos de Arica válido por Copa Chile, gracias a sus buenas actuaciones fue elegido como capitán del equipo chileno.

En el 2017 regresó a la Argentina para llegar a Platense, equipo que militaba en la Primera B Metropolitana. El misionero se adueñó rápidamente del arco "Calamar" y fue titular en todos los partidos de la espectacular campaña del equipo que terminó siendo campeón al derrotar 1-0 a Estudiantes de Buenos Aires, en el desempate jugado en cancha de Lanús. De Olivera, además de ser recordado por ascender a la Primera B Nacional, quedó marcado en la historia por ser el arquero con la racha más grande de minutos sin recibir goles (726), una marca que ostentaba desde hacía casi 94 años Hércules Orio, surgido de la cantera marrón y blanca y que luego fuera transferido a San Lorenzo, quien durante 704 minutos había mantenido su portería invicta.

Fuente: Wikipedia