Rafael Sosa, jugador de Atlético Policial, charló con Interior Futbolero luego de las amenazas sufridas en Tucumán por parte de la barra de Almirante Brown de Lules: «Cuando sentí el arma en las costillas se me aflojaron las piernas», contó. Escuchá la nota completa.
Lamentablemente se siguen repitiendo hechos de violencia en el fútbol argentino y especialmente del Interior. Si no son agresiones a jugadores, son «apretadas» para que el partido en cuestión se juegue de una determinada manera. Esta vez le tocó a Atlético Policial de Catamarca, quien viajó a Tucumán para jugar contra Almirante Brown de Lules, donde los esperaban barras del conjunto local para agredirlos antes de ingresar al vestuario. Rafael Sosa charló con Interior Futbolero y con lujo de detalles relató lo sucedido.
«Fuimos con muchas ganas y terminó siendo todo una odisea. No se veía nada raro a la entrada del micro. Pensábamos que la policía nos venía acompañando. Unos veinte barras salieron con armas de fuego y a unos compañeros le dieron golpes de puño y uno me puso una pistola en la pierna. Nos dijeron: ‘Si quieren ver a su familia, hoy tienen que ir para atrás«, comentó Sosa, en un relato detallado del ingreso al estadio de Lules.
A su vez denunció una complicidad por parte de la policía y hasta de dirigentes: «La policía hacía la vista gorda en la puerta de la cancha. Estuvimos cuarenta minutos solos en el vestuario, recibiendo piedras y petardos» y contó con claridad la agresión sufrida y qué sintió en ese momento: «Cuando me pusieron el arma en las costillas se me aflojaron las piernas. En ese momento sólo pensás en tu familia y no en un partido de fútbol«.
Sosa también comentó que el árbitro del encuentro había sufrido algo similar, dándose cuenta por la actitud del mismo frente a diferentes hechos ocurridos durante el partido: «A un línea le pegaron un piedrazo en la cabeza y el árbitro lo siguió jugando como si nada. El árbitro me comentó que lo único que quería era ‘ver a su familia’. Antes del partido lo pasearon con una pistola en la cabeza y amenazándolo con que gane el local«.
Para cerrar, nuevamente fue claro y dijo: «La dirigencia de Brown de Lules estaba al tanto de todo. Nos decían que entremos a la cancha sin problemas y había diez personas escondidas«.
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