Gutiérrez, que sumó siete jugadores de experiencia, se prepara con todo para afrontar su primera experiencia en la tercera categoría del fútbol argentino, en la que debutará el 22 ante el eterno rival: Deportivo Maipú.
Gutiérrez vive un sueño hecho realidad. En casi un abrir y cerrar de ojos, dio un gran salto de calidad: pasó de “invitado” al torneo Argentino B a prepararse para debutar ante el eterno rival en una categoría que es la antesala de la B Nacional.
El comienzo del torneo está a la vuelta de la esquina. Por eso, luego de tocar el cielo con las manos el domingo 15 de febrero pasado, tras superar a Huracán en una dramática definición, apenas diez días después puso manos a la obra en un objetivo de otra categoría.
Con el envión de superarse
Ni lerdos ni perezosos, al otro día de la consagración, el cuerpo técnico y los dirigentes del Celeste pusieron manos a la obra en sustentar y potenciar a un plantel que supo dar muestras de jerarquía, unión y predisposición para trabajar en pos de alcanzar las metas propuestas.
Así, no tardaron en llegar los refuerzos. El arquero Hernán Marcó, los defensores Martín Pucheta y Rodrigo Acosta (vuelve al ruedo tras una larga inactividad producto de una lesión) y los delanteros Jesús Baldaccini, Lucas González, Renato Pinedo y Bruno Fistori.
La única desvinculación fue la del delantero David Pizarro.
“Sumarle a un plantel muy joven seis jugadores de experiencia y calidad es clave porque se van a acoplar a los ocho futbolistas que tenían mayor recorrido en las categorías de ascenso”, afirma Sergio Scivoletto, el padre de una criatura que anhela seguir creciendo y que de ninguna manera está dispuesto a ser actor de reparto en una película que tendrá 18 capítulos iniciales, pero cuyo final se conocerá allá por el 6 de diciembre.
A doce días de otro domingo histórico, el que marcará el debut en el clásico ante el Cruzado -en el Malvinas Argentinas y con ambos públicos- en Boedo siguen soñando con los ojos abiertos. ¡Y está bien!
Fuente y foto: Los Andes