Lamentablemente, contra los violentos no se puede. Son amos y señor del fútbol actual. Perdimos la batallas. Nosotros, los que amamos el fútbol. Jugadores, socios, directivos, periodistas, familiares, niños. Otro capítulo aberrante se vivió en el fútbol mendocino.
Peleas de poder entre barras de la Lepra tiraron el esfuerzo de cientos de personas. Delincuentes que entraron con palos, cuchillos y arma de fuego. Después de esperar más de 30 minutos, el partido entre Independiente y Atlanta se suspendió porque no había garantías. Banderas de la propia hinchadas quemadas, golpes, amenazas, insultos. Muchachos, no se dan cuenta el daño que le están haciendo a su propio club. Y lo peor, están alejando de la cancha a la verdadera familia de Independiente Rivadavia.
Entraron barras con palos y rostros cubiertos y una persona ingresó con un arma de fuego y comenzó a disparar tiros al aire, lo que provocó corridas y momentos de extrema tensión en la popular Salvador Iúdica.
También hubo "piñas" en la platea del sector este. El árbitro detuvo el partido a los 5' del primer tiempo y sobre los 12' se produjo otra corrida en la que arrinconaron a los hinchas que no querían plegarse a ellos a cantar y originar desmanes. Un episodio nefasto ante la pasividad de la policía y mientras los futbolistas de ambos elencos calentaban adentro del campo de juego.
Después de varios minutos, los jugadores de Independiente se fueron al vestuario. Y el capital Azul, Pity Aracena, con una actitud totalmente responsable, le pidió a la gente común, al simpatizante azul, el que llora por su camiseta, el que trabaja para pagar la cuota social del club, al verdadero hincha, que por favor se retiren del estadio con cuidado.
Fuente: Los Andes