Las colchonetas no llegarán por el momento al Federal A. «La AFA no puede hacerse responsable de todo», dijo Segura. ¿Vale menos la vida de un jugador del fútbol de tierra adentro? ¿Qué queda para el Federal B y las Ligas?
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“En 90 días, por iniciativa de AFA, todos los estadios tendrán protección en los paredones lindantes con el campo juego”. Una promesa incumplida más y van… Algo tan simple como el Twitter deja en evidencia una vez más la falta de acción. 136 días pasaron desde que la casa madre del fútbol argentino prometió seguridad en todos los escenarios donde la pelota rueda, y hoy sólo tres clubes han recibido las colchonetas: Colegiales, San Martín de Burzaco y Tristán Suárez, los tres directamente afiliados.
[COMITÉ EJECUTIVO] En 90 días, por iniciativa de @AFA, todos los estadios tendrán protección en los paredones lindantes con el campo juego.
— AFA (@afa) Mayo 19, 2015
El golpazo que sufrió Sebastián Gigliotti en la cancha de Argentino de Quilmes durante la semana (perdió el conocimiento y pasó una noche internado) reactivó la discusión. Sin embargo, no habían pasado ni siquiera diez días de una situación muy similar en el Federal A, en la que Juan Martín Capurro, de Cipolletti, impactó contra el paredón en el estadio de Unión Aconquija de Catamarca. “Puse los brazos antes de golpear. Si no, capaz ni la contaba”, le dijo a Clarín algunos días más tarde. Y ante la reiteración de hechos de este tipo, el presidente Luis Segura salió a defender la dignidad de la AFA, pero quedó claramente en off side con el fútbol del interior.
“No es fácil el tema de las colchonetas. Se están colocando. Yo calculo que en 60 días va a estar cubierto todo lo que nosotros nos comprometimos a hacer que es B Nacional, B Metropolitana, Primera C y D. Las demoras tuvieron que ver con la detección del material que teníamos que utilizar”, se escudó el máximo dirigente del fútbol argentino. Hasta ahí, mal que mal, la respuesta fue satisfactoria, aunque el compromiso de los 90 días quedara en la nada. Eso sí, fue suficiente sólo para algunos, porque el ascenso federal quedó nuevamente marginado, como manda la historia del deporte más popular en nuestro país: “Respecto del interior, habrá que ver. Ni me imagino la cantidad de canchas que hay en el país. La AFA no se puede hacer responsable de todo”.
¿Acaso la vida de un jugador del Federal A no vale lo mismo que la de uno de Primera, la B Nacional, la B Metro, la C o la D? Ni siquiera resulta válido el argumento del “fútbol amateur”, porque la tercera categoría del interior tiene carácter profesional desde tiempos en los que aún se denominaba “Torneo Argentino A”. Entonces, ¿por qúe la AFA se cierra exclusivamente a los directamente afiliados? ¿Importa menos un futbolista de Talleres de Córdoba, San Martín de Tucumán, Andino de La Rioja o el que sea? El federalismo debe nacer desde la igualdad en temas tan importantes como el cuidado de la integridad física de los jugadores, y no sólo existir con un simple y mentiroso #AFASomosTodos de hashtag.
Por otro lado, si a la Asociación del Fútbol Argentino se le hace difícil meter la mano en el bolsillo para la protección con colchonetas en el Ascenso “elite” (B Nacional, B Metropolitana, Primera C y D), dejando afuera incluso al Federal A, ¿qué hay para el resto? Los 134 clubes del Federal B y los casi 3.000 nucleados bajo más de 200 ligas en todo el país ni siquiera sueñan con entrar en la discusión. Y por si fuera poco, allí es donde el riesgo es todavía mayor, por la generalizada precariedad en cuanto a seguridad y atención médica. No sorprende que sea en ese ámbito donde ocurran sucesos como el de Máximo Gil en la Liga del Oeste o repetidos casos de golpes al paredón. Pablo Legman, de Atenas de Río Cuarto, Gonzalo Sendra, el capitán de Sarmiento de Coroel Suárez y Hernán Vega (Trinidad de San Juan), fueron protagonistas de hechos idénticos a la tragedia de Emanuel Ortega, en el presente certamen de 4° categoría organizado por el Consejo Federal.
Una solución viable
Es cierto que el reglamento establece medidas mínimas entre las líneas laterales de las canchas y los paredones para el alambrado, pero también es real la negligencia de los directivos del fútbol para hacer cumplir la norma. Ahora bien, ¿no es momento quizás de adaptarse al reglamento de una vez por todas?
Si el remedio no llega desde arriba por falta de presupuesto (la empresa encargada por la AFA para instalar las colchonetas tasó en 400 mil pesos las obras en cada club), la respuesta puede nacer también de uno mismo. De cada uno de los miles de clubes desparramados por todo el territorio. Uno o dos metros menos de largo o de ancho no le hacen mal a ninguna cancha, o mínimamente el mero acto de prevención lo compensará. 2,5m a los laterales y 3m tras la línea de fondo es la distancia mínima que establece entre la línea de cal y el paredón lindante el artículo 74 del Reglamento General.
La triste segregación en el fútbol argentino ya es tradición a la hora de hablar del Ascenso “Metro” y el otro, ese que muchos no quieren ver pero que viene intentando hacerse sentir ante la inminencia de las elecciones. Sin embargo, la solución de raíz frente a una problemática que se ha vuelto cotidiana y que pone en riesgo la vida de los jugadores también puede combatirse desde el lugar en el que cada uno está. Es cuestión de tomar conciencia, porque nadie está exento al cruel azar de la fatalidad.