Bella Vista (Bahía Blanca) 1 – 0 Agropecuario (Carlos Casares)
El albiverde jugó todo el segundo tiempo con un jugador menos, pero con más coraje que fútbol, logró vencer 1-0 a Agropecuario con gol de Boquín, quien había ingresado 17 minutos antes.
Fuente: La Nueva Provincia
Cuando terminó el partido, mientras bajaba por la escalera caracol que se enrosca detrás de la tribuna Ignacio Nicolás, me acordé de una frase que leí en las últimas vacaciones de verano: «Si mi mente puede concebirlo, y mi corazón puede creerlo, sé que puedo conseguirlo», del activista y pastor bautista norteamericano Jesse Jackson.
Y que esa expresión se me haya cruzado por mi cabeza minutos después de un partido de fútbol tiene una explicación: durante todo el segundo tiempo estuve alabando, mentalmente y para mi ser interior, el coraje y la valentía de este equipo de Bella Vista, que con menos nombres y presupuesto que varios rivales de este oneroso Federal B, se convirtió en un especialista en hacer desbarrancar por la Loma al más poderoso o al candidato de todos.
Llegué al diario, y cuando me senté a escribir este comentario, no pude encontrar otro término para definir a este conjunto «Gallego», que le ganó 1-0 a un adversario rudo, compacto y con oficio jugando un tiempo –el segundo– con un jugador menos.
Por un insulto al asistente 2 (Emmanuel Gómez), Maxi Rodríguez dejó a su equipo con 10 cuando se cerraba la etapa inicial. La pregunta surgió al instante: ¿Qué iba a pasar en el complemento, qué iba a hacer el DT Carlos Mungo teniendo en cuenta que enfrente estaba un elenco que arriesga, propone y cuenta con futbolistas de buen pie?
Por lo que se vio en esa segunda mitad, muchos seguramente pensaron lo contrario al orientador albiverde.
El dueño de casa se paró con un 4-3-2. Portela bajó a marcar el lateral derecho y Lebbad se cerró a la zaga.
Y, a partir de ese reordenamiento táctico, el local tuvo su mejor versión colectiva en el cotejo. La presión alta fue constante, el despliegue fue monumental y el sacrificio no lo negoció en ningún sector de la cancha, que mostró el césped alto pero con un verde brillante.
Los cambios de Mungo fueron demostrando que el mensaje era claro: ganar.
El «Flaco» Elizondo le dio las dos manos a su equipo cuando quedó cara a cara con algún delantero visitante, aunque la necesidad es la madre de todos los riesgos.
Y Bella Vista asumió lo que debía asumir: la gloria o el fracaso.
Y dejó a propios y a extraños con la «Boquín» abierta, porque por un pase quirúrgico de Portela y una definición exquisita de David, el «Gallego» cosechó con superávit frente a Agropecuario. Y quedó tercero, aunque a muchos les cueste creerlo….