De jardinero a jugador profesional

Héctor Daniel Olmedo regresó a Independiente (Chivilcoy) luego de casi 10 años y una historia de vida increíble, y se transformó en el último refuerzo para el equipo conducido por Alberto Salvaggio.

Por Marcelo Lopardo (La Razon de Chivilcoy)

En la temporada 2006, mientras jugaba en Independiente de Chivilcoy, trabajaba en el mantenimiento del predio donde Almirante Brown realizaba la pretemporada, y en el año 2007, el técnico Blas Giunta lo invitó a entrenarse con el plantel, y nunca más se fue. Ayer firmó su vinculación con Independiente de Chivilcoy, Héctor Daniel Olmedo, el volante por izquierda que vivió una historia similar a la de Julio Cruz, el ex delantero de River y la Selección Nacional, pues el volante de Misiones no arribó a Almirante Brown de manera convencional. La suerte le hizo un guiño y el destino quiso que pase de trabajar en el mantenimiento de un predio a jugar profesionalmente para “La Fragata”.

Corrían finales del 2006, cuando el equipo de “Cacho” Viglietti tenía elementos como Oscar Ochoaizpur, Flavio Rey, Rubén Ramírez, Sebastián Bruno, y contaba con un negrito habilidoso que se llamaba Héctor Daniel Olmedo, quien además trabajaba en la zona de Moreno como jardinero. Ese verano, el plantel de Almirante Brown entonces dirigido por Blas Giunta, realizó la pretemporada en un predio deportivo en Moreno. El técnico fue en búsqueda de nuevos futbolistas y para eso le preguntó a los dueños del lugar si eran representantes de jugadores. Ante la negativa, le sugirieron una solución: “Uno de los pibes que trabaja acá”, dijeron mitad en broma, mitad en serio. Y aunque para otros entrenadores podría haber sido realmente un chiste, para Giunta fue la oportunidad de descubrir un nuevo talento.

Olmedo se dedicaba al mantenimiento completo del predio, y realizaba actividades como regar, cortar el pasto y manejar tractores. Obtuvo ese trabajo por la buena relación que tenía con los dueños del establecimiento y eso le sirvió para mantenerse económicamente durante mucho tiempo mientras jugaba en Independiente de Chivilcoy. Pero la sorpresa interrumpió su labor, cuando Giunta y su ayudante de campo le ofrecieron formar parte de la práctica y comprobar sus habilidades. Hasta ese entonces, el fútbol era solo un anhelo para él y sus cualidades en la cancha se veían reflejadas en la Liga de Chivilcoy, lo que a su vez le servía de entrenamiento. Pero al parecer tenía mucho más para demostrar.

“Mientras estaban de pretemporada me llevaron con ellos 3 ó 4 veces a hacer fútbol. Y después viajé a jugar amistosos contra Ferro y Almagro. Y bueno, quedé”, recuerda el jugador. “Fue algo muy difícil de creer, porque mientras me estaban probando yo les lavaba la ropa una vez que terminaban de entrenar”, agregó. Olmedo, quien pasó de trabajar 8 horas diarias a jugar en el primer equipo de Brown, recuerda con emoción a Blas Giunta: “Le estoy eternamente agradecido, él me cambió la vida”, y luego bromeó: “Le tengo que hacer un monumento en la puerta de mi casa”. Desde aquel encuentro con la dirigencia de Almirante Brown nunca abandonó el club transformándose en un jugador indiscutido dentro del plantel, por su juego, su experiencia y por su historia.

Diez años después regresará a nuestra ciudad, al mismo club, al que encontró muy distinto, muy mejorado, muy lindo y espera hacer un buen papel, aclarando “No vengo a robar, verán a otro Olmedo, con más entrega, luchador, más sacrificado, notarán la mano de Giunta”. Tenía autorización para volver el lunes, pero de común acuerdo con el entrenador Alberto Salvaggio resolvió que mañana jueves se sumará al primer equipo: “Quiero sumarme al grupo lo antes posible. para ponerme bien físicamente y aportar a un grupo que no conozco, pero seguramente querrá hacer un buen papel, como lo quiero hacer yo”.

 

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