Los especialistas no se equivocaron en su diagnóstico. La violencia en el fútbol es incontrolable. Ayer se suspendió el duelo entre Bella Vista y Almirante Brown por los graves incidentes que protagonizaron los simpatizantes del “gaucho” y la Policía. Por esa batalla campal, el encuentro se suspendió a los 93 minutos.
Ni bien arrancó el duelo comenzaron los problemas. Martín Martínez abrió el marcador a los 6 minutos para el “marino” y segundos después, desde la tribuna de la barra brava del “gaucho” voló un petardo que explotó en el campo y perturbó al arquero visitante Carlos Porven, por lo que el cotejo estuvo parado durante varios minutos. A partir de ese momento nada sería normal. Los simpatizantes locales se la tomaron con el cuerpo técnico y suplentes del visitante.
El complemento arrancó con un clima tenso. A los 27 minutos, luego de que Eduardo Acosta viera la roja, otra vez la barbarie. Los “gauchos” arrojaron piedras y palos contra los uniformados que intentaban a toda costa calmarlos. Uno de esos proyectiles impactó en el rostro del técnico Jorge Salas y en el pie de Cristian Bravo. El cotejo estuvo suspendido por varios minutos. El árbitro Nelson Bejas y el jefe del operativo de seguridad decidieron continuar el encuentro. Pero eso tampoco calmó a los salvajes. A los uniformados, ante la lluvia de proyectiles, no les quedó otra que permanecer definitivamente en el campo, por lo que el juez decidió suspender el encuentro definitivamente.
Con los últimos antecedentes, el Tribunal de Disciplina del Consejo Federal le dará por ganado el duelo a Brown, con lo que clasificará a la segunda fase. Bella Vista, no sólo casi se despidió de la lucha por avanzar de fase, sino que además, quedó al borde de perder la categoría por culpa de los inadaptados que dicen ser sus hinchas.