Marcelo Fuentes, extécnico de Gimnasia y Esgrima de Mendoza, y hacedor del equipo que finalmente consiguió el tan ansiado ascenso a la B Nacional, conversó con IF Radio y dejó en claro que, más allá de la alegría que le generó el logro de sus ex dirigidos, nunca recibió explicaciones por su salida del Lobo mendocino.
En la etapa definitoria, cuando todo lo hecho anteriormente comienza a cobrar sentido, Marcelo Fuentes fue apartado de su cargo como director técnico de Gimnasia y Esgrima de Mendoza. Y la llegada de Darío Alaniz, finalmente, llevó al Lobo mendocino al puerto deseado: la B Nacional. Pero gran parte de ese logro, también, es del entrenador que imaginó e ideó el equipo. Y Fuentes, al respecto, dijo: «Estoy muy contento de haber visto a un grupo de jugadores que he dirigido obtener un logro, porque cuesta muchísimo ascender y la institución hacía tiempo merecía Nacional B». Y añadió: «El 82,85% de los partidos me tocó dirigir a mí, salvo los últimos seis. Conozco nombres de hijos, padres, familiares y madres. Porque interactuamos mucho dentro del club. Entonces la alegría es como si me hubiese tocado dirigir a mí también».
En relación a su salida del equipo, sobre el final del campeonato, Marcelo Fuentes señaló: «Después de que yo me fui, fueron a Madryn y perdieron 4-2. No hubo ningún cambio y el equipo siguió jugando igual. Mi salida fue una decisión dirigencial, más allá de que yo pueda decir que me pongo feliz por el ascenso. Yo no sé por qué me echaron. Porque no descomprimieron nada. El equipo siguió bajo el mismo formato». Y agregó: «Si esto fue una decisión tomada por la dirigencia, es algo que no pude ni quiero objetar. Simplemente me pone feliz que los jugadores que dirigí el 83% de los partidos hayan ascendido. Pero yo nunca tuve una explicación».
Y en cuanto a lo que le dejó su paso por el Lobo mendocino, el entrenador que supo ascender a la B Nacional con la CAI de Cómodoro Rivadavia, en 2002, y con Patronato de Paraná, en 2010, afirmó: «Fui muy feliz. Porque pude desarrollar un proyecto de trabajo lo más profesional posible, con un montón de argumentos internos que no son para expresar, pero que, sin dudas, me hacen sumamente feliz».