Tras el empate de local ante Deportivo Maipú, el entrenador se reunió con los dirigentes y decidió dar un paso al costado.
Por Emanuel Tristán (Corresponsal de Gimnasia)
Gimnasia necesitaba un triunfo con urgencia. Los pocos puntos obtenidos hasta ahora habían puesto contra las cuerdas al técnico Omar Labruna. Y luego del agónico empate de Deportivo Maipú en el Legrotaglie, el entrenador no tuvo más remedio que abandonar su cargo. Ahora empezará una nueva etapa para la institución mendocina, ya que deberá encontrar un reemplazante para afrontar lo que queda del certamen.
Con un plantel de jerarquía y con su pasado reciente en la B Nacional, el Lobo mendocino apareció en la Zona B del Federal A como el principal candidato a la clasificación. Sin embargo, el tiempo arrojó otra realidad: el Pituco apenas cosechó seis puntos y se ubica en la última colocación de la tabla de posiciones. El boleto a la siguiente instancia del torneo, en la que los equipos lucharán por el ascenso a la segunda división, parece más que lejano. Luego de la igualdad ante Maipú, Labruna mantuvo una reunión con los dirigentes, y tras algunos minutos de deliberación se confirmó su partida del club.
La situación del ex técnico de Nueva Chicago era insostenible desde todo punto de vista: ni los jugadores le respondían, ni los hinchas lo querían. Incluso fue despedido por los simpatizantes con cantos e insultos tras el empate ante el Cruzado.
Ahora se abren una nueva etapa y muchas incógnitas. ¿Quién será el nuevo técnico de Gimnasia? Los dirigentes ya empezaron la búsqueda y rápidamente surgió el nombre de Pablo Morant, un hombre con pasado en los bancos de suplentes de Colón de Santa Fe, Huracán de Tres Arroyos, Gimnasia de La Plata y Estudiantes de San Luis. También está en carpeta Alejandro Abaurre, aunque su contratación no será fácil, ya que tiene trabajo en Gutiérrez. El Lobo deberá recuperar el rumbo rápidamente, si es que quiere dar pelea por el retorno a la B Nacional.