Mendoza está caliente

Marcos Araya, de Pucará, le pegó una trompada al árbitro y el mano a mano con Andes Talleres debió suspenderse. Además, el fin de semana, la provincia se recuerda el incidente del rollo de papel en el ojo del masajista de Lanús y el gas pimienta a los jugadores de Chacarita. Un polvorín…

Fuente: diario ole

Está picante la provincia. Algunos escándalos tuvieron pantalla. Recuérdese el rollo de papel que, arrojadazo desde la tribuna, casi le saca un ojo al masajista de Lanús. O el gas pimienta arrojado por la Policía local a los jugadores de Chacarita tras el polémico 1-2 ante Gimnasia y Esgrima. Esta vez, la violencia se encontró en el Federal C, en el arranque de los playoffs por el ascenso. ¿Qué sucedió? Marcos Araya, jugador de Pucará (que estaba 0-3 en el juego de ida a los 31’, por el doblete de Joan Juncos y un gol de Franco Videla), protestó su expulsión y le metió un roscazo al árbitro sanrafaelino Luis Damián Martínez. ¿Resolución? Partido suspendido.

“Voy a denunciarlo. El jugador me reclamaba la roja, me decía que con una amarilla yo podía arreglar la situación y cuando estaba anotando su número, sentí el golpe en mi cara, que me dio de lleno en el pómulo. Sólo sentí el impacto y después me vi en el piso rodeado de mis compañeros (los jueces de línea) quienes me ayudaron a ponerme de pie y la policía que nos ayudó a salir del campo de juego”, le dijo Martínez a Mendoza Gol.

Gabriel Rodríguez, DT del agresor, aseguró que “Araya es un jugador con experiencia, tiene 27 años y es el capitán del equipo. No es para nada violento y es la primera vez que reacciona así. No lo justifico, pero por las venas de un jugador corre sangre y cuando te insultan, te amenazan, uno puede reaccionar así. Él (Araya), sabe lo que hizo, nos perjudicó a todos, pero el árbitro ya nos había provocado y no es la primera vez que tenemos problemas con él”, finalizó. Y tiró más leña al fuego.

Todo comenzó cuando Claudio Silva agarró la pelota y, bien vertical, pisó el área para someter el arco de Marcelo Bueno y recibió la infracción de Araya. Penal, expulsión, tumulto y agresión. Una vez que Martínez se puso de pie, suspendió la goleada y se refugió en el vestuario, donde logró atender a la prensa aún con la bolsa de hielo en su mano. Ahora, el Tribunal de Penas del Consejo Federal tomará cartas en el asunto. Araya, por su parte, fue trasladado a la Oficina fiscal de Godoy Cruz Nº – Seccional 27, a cargo de la Fiscal Mónica Marianetti, quien le tomó declaraciones debido a la falta cometida.

“Nunca me esperé la piña. Era una jugada manifiesta de gol. Era el último hombre. Por eso lo expulso. Me dice que yo lo insulté y eso jamás sucedió. Sus compañeros querían seguir. Pero no pude, existió una agresión. Quedé en estado de shock”, dijo Martínez. La provincia también lo está. Basta de violencia, muchachos…

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