Un opaco primer tiempo realizó Gimnasia de la mano de Marcelo Vázquez, un equipo que sufrió el paso de los minutos y que, a medida que el reloj corría su curso, los jugadores quedaban presos de la desesperación por tratar de torcer el cero en el 23 de agosto. Larralde fue tímidamente lo mejor de esa etapa que contó con dos remates de Chiozza desde afuera como las aproximaciones al arco de Giovini.
Sin la generación de jugadas, salvo una sobre el final de la etapa, los hombres de Vázquez provocaban un peligroso murmullo desde las tribunas.
El complemento fue una copia fiel de aquella primera etapa. Vázquez dialogaba con Salomón, su ayudante de campo y las respuestas no aparecían en el césped.
De tantas salidas estériles Facu Rizzi intenta salir ileso de una presión y mete un centro comprometido entre los centrales y el arquero rival; ahí entra en acción Rodríguez, que cabecea de pique al suelo y estampa el uno a cero. El tucumano vuelve a marcar en Jujuy permitiéndose así alejar la opaca imagen de su partido en el Barrio Luján.
Desde ese momento los Jujeños se replegaron o la visita salió a tratar de buscar el empate, pero todo fue en vano. Los cambios le sirvieron al DT para darle más aire sobre todo en el medio y cerrar una última línea con 6 jugadores.
Marcelo Vázquez es responsable del pálido momento de Gimnasia, lo reconoció en la semana pero hoy queda más que claro que su equipo vive días y horas muy intensas. Así se reflejó con los reproches a viva voz entre compañeros y entre jugadores y el entrenador mendocino. El Lobo está preso de imprecisiones y eso los saca de eje.
El entrenador se abraza a su equipo y cada jugador festeja abiertamente la sufrida victoria en casa, aunque detrás de esas sonrisas todos saben que no hay mucho por festejar.
Fuente: Jujuy al Momento
