TALLERES 2-0 CENTRAL CÓRDOBA
Talleres le ganó 2-0 a Central Córdoba en el Kempes y es líder absoluto de la BN, al menos hasta que juegue Ferro. Ramis destrabó la historia con un golazo en el comienzo del ST y Encina lo liquidó sobre el final.
Con un primer tiempo de regular a malo y un ST excelente desde lo conceptual, Talleres venció 2-0 a Central Córdoba de Santiago del Estero y quedó como líder absoluto de la B Nacional (13 puntos). Al menos hasta el lunes, cuando Ferro (10), al que enfrentará la próxima fecha en Caballito, visite a Santamarina.
El golazo de Victorio Ramis al minuto de la segunda etapa marcó un antes y un después. El Ferroviario había cumplido al pie de la letra su plan en el PT y hasta podría haberse ido al entretiempo en ventaja. Un tiro libre de Diego García que terminó en el travesaño y un remate desde afuera apenas desviado de Martín Minadevino habían sido los avisos del conjunto santiagueño, siempre apegado a su misión central: maniatar el potencial ofensivo del rival.
Que Talleres no haya encontrado los espacios de arranque no es casualidad. Tampoco que, con el marcador a su favor, el partido haya cambiado completamente para los cordobeses. El equipo de Kudelka deberá acostumbrarse a esta tendencia, más que nada jugando de local. El adversario sale más decidido a no perder que a llevarse la victoria, jugando a la desesperación de un rival siempre presionado por el fervor de su gente (hubo más de 30 mil almas en el Kempes).
El 1-0 ni bien comenzado el ST le dio aire al Albiazul. Fue recién después del tanto cuando el Tallarín tomó verdaderamente el protagonismo. La pelota al pie, la circulación por el piso y la pausa en el mediocampo le dieron otro distintivo a la T, que se agrandó aún más con la expulsión de Hugo Vera Oviedo a los 13’ (debió irse en el PT, pero Lamolina le perdonó la segunda amarilla). Solis, Chávez y Strahman en dos ocasiones podrían haber ampliado la diferencia durante ese monólogo, pero el golpe de gracia no llegó hasta el tiempo de tiempo de descuento, cuando el ingresado Agustín Gutiérrez, grata aparición, comandó una contra y habilitó al Sapito Encina, otro que había entrado desde el banco, para que éste en soledad sentenciara la historia.