Salvador Ragusa: «San Martín me dio la posibilidad de volver a creer en mí»

Con una trayectoria más que reconocida en el fútbol de Ascenso y del interior, asumió el desafío de tomar las riendas de un San Martín de Formosa que pedía auxilio sobre el precipicio del descenso. Salvador Ragusa, tras seis meses alejado de la dirección técnica, aceptó la misión, hizo posible lo imposible y obtuvo la continuidad en la categoría que, hoy día, le permite a la Franja iniciar un nuevo sueño en el Torneo Federal A. El rosarino de 65 años anuncia: «El día de mañana, los jugadores se van a pelear por venir a San Martín». Del fondo del mar a la cresta de la ola, Interior Futbolero recorre, en esta charla, el presente del salvador que hizo honor a su nombre.

Por Juan Pablo Francia.

La mala campaña de San Martín de Formosa en la temporada pasada del Federal A, al momento de la llegada de Salvador Ragusa, hacía pensar que se necesitaría precisamente eso, un salvador, para evitar lo que parecía inexorable. Con siete derrotas en fila y en el último lugar de la tabla de posiciones, el Franjeado debía lograr una superlativa actuación en la segunda etapa del torneo para mantener latente la utopía de la permanencia en la categoría. Y de la mano de ese entrenador al que amigos y colegas aconsejaron que rechazara la propuesta y no se hiciera cargo de un equipo aparentemente condenado, el sueño se hizo realidad. «Los únicos que me alentaron fueron mis hijos y mi señora. Y cuando decidí asumir ese desafío, vine convencido y me encontré con un plantel de muy buena gente y muy obediente, pero al que le faltaba introducirlo en el profesionalismo», cuenta quien hoy se anima a decir que, en el futuro, se imagina como manager. Y, de cara a ese mañana que ya asoma, agrega: «Sueño entrar entre los seis primeros en este campeonato. Vamos a luchar para eso y no será fácil. Será duro y difícil. Pero vamos a tratar de hacer historia».

Interior Futbolero: Si bien no pasó mucho tiempo, la intensidad de lo vivido hace que todo se mantenga aún más cercano. ¿Qué te quedó de la temporada en la que lograron la salvación cuando parecía inalcanzable?

Salvador Ragusa: Lo que parecía imposible se hizo realidad porque trabajamos a destajo, con un apoyo muy grande de la presidenta Griselda Cardozo y su esposo Florencio Belotto. Este es un club que realmente va en crecimiento. Y fue un esfuerzo de todos. Los dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. Mancomunado. Recuerdo que, primero, tuve que tomar una decisión. Y los únicos que me acompañaron fueron mis familiares. Conduzco una lista de entrenadores en Rosario. Y todos me decían que no vaya porque ese club ya estaba descendido. Y mi hijo, que jugó en inferiores mucho tiempo, mi señora y mi hija me decían que vaya porque era un gran desafío para mí. Que con tantos años en esto lo iba a salvar. Los únicos que me alentaron fueron mis hijos y mi señora.

IF: Y después de la decisión, ¿con qué te encontraste cuando te hiciste cargo del equipo?

SR: cuando decidí asumir el desafío vine convencido y me encontré con un plantel de muy buena gente y muy obediente, pero al que le faltaba introducirlo en el profesionalismo. Por eso los llevé de pretemporada a Rosario. Conseguí el predio de Renato Cesarini, que fue donde yo me formé. Nos hospedamos en un hotel en el centro, comíamos en un restaurant en la peatonal y llevé a muchos exfutbolistas importantes que fueron a hablarles del profesionalismo y lo que es el fútbol. Mi hijo había jugado acá y, cuando me hicieron el ofrecimiento, me dijo que son muy serios, que pagan y que es un club en pleno crecimiento. Que yo los iba a meter en el profesionalismo como lo hice con otros equipos y que tenía mucho más por ganar que por perder. Y cuando llegué, vi al grupo y más me convencí. Sólo restaba encaminarlos.

IF: ¿Y de qué forma lograste insertar en el plantel eso que le faltaba?

SR: Principalmente, se incorporó el cuidado personal, el entrenamiento a full y les fuimos dando lugar a muchos chicos. Les fui metiendo el gimnasio y un montón de elementos que no son propios del Federal B. El Federal A es una Nacional chica. Cada vez está más jerarquizado. Fuimos a las villas deportivas de Rosario para que tengan contacto con el alto nivel, llevé un médico deportólogo, nutricionista y hasta un cantante de cumbia santafesina. Armamos una bailanta en el restaurant, hicimos un concurso de baile y salió campeón el masajista, que les ganó a todos los jugadores. Todo eso fue armando el grupo y convenciéndolos de que podían. Yo les dije: «Estamos últimos en todo. Somos los peores del colegio. Pero en la Reválida vamos a salir primeros y no nos vamos a ir al descenso». Y les sacamos siete puntos a los rivales que antes nos llevaban siete a nosotros. Y la frutilla del postre fue clasificar a la zona campeonato. Pero veníamos muy desgastados, con lesiones y problemas.

IF: ¿En qué momento de la lucha por evitar el descenso te terminaste de convencer de que era posible?

SR: Contra Gimnasia y Tiro. Íbamos ganando 1-0 y con ese partido nos salvábamos. Pero nos empataron y hasta lo podríamos haber perdido. Y yo los vi a Griselda Cardozo y Florencio Belotto, desde arriba del micro y ellos abajo, abrazándose y llorando porque se creían descendidos. Y ahí me convencí y me di cuenta de que son dirigentes futboleros. Me bajé del micro y les dije que se quedaran tranquilos, que no íbamos a descender y que nos íbamos a quedar en la divisional. Y se los volví a repetir después. Y Griselda me dio un apoyo muy grande también. Porque siempre les decía a los jugadores que si San Martín descendía, lo iba a hacer con Ragusa. Y si después ascendíamos, también. Griselda marcó mi carrera porque me bancó. Yo perdí cuatro partidos seguidos y me sostuvo. Y cuando un dirigente da un mensaje como ese, todo se traslada y facilita la tarea para lograr los objetivos. Y más en este fútbol en el que dos más dos no son cuatro, sino cinco o seis. Porque esto, gracias a Dios, sigue siendo un juego.

IF: Y después de esa hazaña, ¿qué imaginás para San Martín de Formosa y tu ciclo en la institución?

SR: Vamos a tratar de hacer historia, con el apoyo del gobernador Gildo Insfrán y el Dr. Jorge Ibáñez, que acompañan muchísimo al deporte formoseño. Sueño entrar entre los seis. Vamos a luchar para eso, pero no será fácil. Será duro y difícil. Yo tengo 65 años y la vida me da el privilegio de seguir actualizado y tener continuidad. Hoy día, el vestuario cambió y uno tiene que estar preparado para enfrentar a jugadores súperinformados con redes sociales e internet. Y hay que adaptarse a los tiempos. No es mejor ni peor que antes, sino distinto. Un entrenador tiene que estar preparado y yo lo estoy. Vamos a dar pelea. Este equipo está en formación, pero vamos por buen camino.

IF: Hablaste de la formación del equipo. ¿Es difícil conformar un plantel cuando se trata de una provincia sobre la cual, quizá, muchos futbolistas dudan a la hora de ir?

SR: Es difícil convencer a un jugador para que venga a Formosa. A mí me pasó en Santiago del Estero. Gran parte del equipo de Central Córdoba que ascendió al Nacional B lo formé yo. A Vega lo puse a los 17 años. Trabajé con un montón de muchachos y, cuando íbamos a buscar a jugadores importantes para Central Córdoba, me decían que no porque hacía calor, no había shoppings y sólo estában las termas. Y acá, en Formosa, pasa lo mismo. Pero yo no veo una escuela vieja ni un hospital viejo o descuidado. Y estoy sorprendido con lo que veo en esta provincia. Me ha pasado lo mismo en Jujuy, donde me tocó remar en serio. Y ahora se pelean todos para ir a esos clubes. Y sé que, el día de mañana, se van a pelear por venir a San Martín. Porque acá lo que se promete se cumple.

IF: Con todos los torneos en los que has participado, con distintos formatos y contextos, ¿qué te parece este nuevo esquema de competencia del Federal A?

SR: De la forma en la que lo armaron este año, más allá de todos los años que tengo jugando estos torneos, es brillante. Me tomé la licencia de felicitar a Toviggino porque el proyecto es este. No quiero jugar cinco, siete u ocho veces con el mismo equipo. La gente se aburría. Y el que no está para viajar, que no entre. Que jueguen los que puedan, no los que quieran. Y en este tiempo, tan difícil para los argentinos, es loable. Se habla tanto mal de los dirigentes del interior y del Consejo Federal y, realmente, hacen un esfuerzo terrible para mantener el fútbol del interior. No sé si nos va a favorecer el nuevo formato. A lo mejor no, porque estamos en una zona que es terrible. Pero ahora vamos a jugar con los mejores y será más atractivo. Da las posibilidades que da un torneo largo, de vajar por todo el país y de mostrar el trabajo. Principalmente a los entrenadores jóvenes y a los jugadores. Porque siempre te ven. ¿Quién lo vio a Suárez, que ahora está en Almagro? Lo vieron. Siempre te ven.

IF: Luego de la experiencia vivida y lo que vendrá, ¿qué es San Martín de Formosa para vos, en tu vida y tu carrera?

SR: San Martín de Formosa, para mí, es como si fuese un club propio. Porque me metieron en su proyecto, me reúno con ellos y siempre hablamos del futuro. A lo mejor mañana termino siendo el manager y tenemos un entrenador joven que lo dirija. Pero es terminar con dignidad toda mi carrera y mi trayectoria, que es lo que le pido a Dios siempre. Equivocarme lo menos posible y seguir viviendo de esto. San Martín me dio la posibilidad de creer en mí. Porque ahora se habla mucho de que los viejos no sirven. Lo cual no quiere decir que no haya un momento en el que cual haya que saber dar el paso al costado. El día que yo vea que no puedo conducir un grupo, que no soy escuchado o que el físico no me dé, me retiraré. Pero toda esa experiencia, que algunos creen que se tira a la basura, me ha servido para seguir creciendo como profesional y transmitirlo a los chicos jóvenes que me trasladan su empuje y todo lo nuevo que surge. Porque siempre hay algo nuevo para aprender.