Torazo bajo la lluvia

CENTRAL CÓRDOBA (SdE) 1 – 2 NUEVA CHICAGO

Nueva Chicago se impuso 2-1 ante Central Córdoba, en Santiago del Estero, y acumuló su sexta victoria consecutiva. El equipo de Walter Perazzo combatió, se sacrificó, sufrió y demostró ser dueño de lo necesario para pelear objetivos importantes. Se le terminó la valla invicta, pero continúa en lo más alto. 

Por Juan Pablo Francia.

Era una final. Y aquel o aquella que lea, seguramente, se pregunte: “¿Apenas en la séptima fecha?”. Es que no sólo el fútbol contemporáneo dejó en claro hace tiempo que todos los partidos se viven e interpretan como cruces decisivos, sino que además, en esta oportunidad, la escenografía era la de una verdadera final de ascenso: lluvia copiosa, barro, cancha con charcos, líneas de cal borradas y hasta una demora, en el inicio del segundo tiempo, debido a la necesidad de repasar las delimitaciones del campo de juego, ya deshechas por el agua y las pisadas.

Y la épica que exigía el escenario, que no podía faltar, se hizo presente desde el inicio. Porque Chicago, que no logró hacer pie en los primeros minutos, padeció más de la cuenta durante el arranque del partido; Central Córdoba chocó contra el travesaño, la mala fortuna y sus propias deficiencias en la definición. Y el ritmo del encuentro, dramático, se conjugó a la perfección con los resbalones y la tierra mojada. Ante esto, el Torito fue inteligente, apostó a mantener el orden, no desesperarse y aguardar sus oportunidades. El equipo de Mataderos, aún en los pasajes de mayor incomodidad e intranquilidad, pareció saber que esa posibilidad llegaría. Y así fue: en el comienzo del segundo tiempo, tras la tardanza del canchero santiagueño para remarcar las líneas del terreno de juego, Chicago se plantó, aceptó las reglas, apretó los dientes y no tuvo inconvenientes para pelear en el barro. Una vez más, el sentido de la adaptación que viene caracterizando a este Nueva Chicago quedó de manifiesto en cancha. Y así, producto de la batalla, el despliegue en el mediocampo, la paciencia y la capitalización de espacios, Juan Ignacio Sánchez Sotelo, a los trece minutos de la segunda etapa, recibió una pelota dentro del área grande y, en la primera y más clara del Torito hasta ese momento, abrió tanto el pie como los ojos y la mandó al fondo del arco para salir a gritar el 1-0.

Después, aún en ventaja, el sufrimiento crecería para Mataderos. Porque Central Córdoba complicó y preocupó bastante a Chicago, que se convirtió en un equipo corto para defender la diferencia y poner la mira, mediante transiciones rápidas, en el arco de enfrente. Y Sánchez Sotelo, quien a su esfuerzo habitual le agregó el gol, se convirtió en el héroe del Torito bajo la lluvia santiagueña. A los 27 del complemento, llegó primero ante una mala salida de César Taborda, arquero del Ferroviario, y abultó el resultado para los de Perazzo. Chicago, aunque generó menos riesgo, fue mucho más certero que el equipo de Coleoni, aprovechó las ocasiones que tuvo y no perdonó.

Sobre el final, Hugo Vera Oviedo terminó con la valla invicta de Agustín Silva, portero de Chicago, tras un penal cobrado a raíz de una infracción cometida por Gonzalo Miceli dentro del área. Desde entonces, los últimos minutos, con el debut de Gomito Gómez en esta temporada de la B Nacional y la intriga en el resultado, mostraron a un Chicago determinado a dar pelea, en la superficie que se presente y con las reglas que aparezcan en el camino. Porque incluso bajo la lluvia y entre el barro, supo ser un torazo para traerse tres puntos de esos que a futuro pueden valer seis. Ahora, la próxima evaluación del Verdinegro será el domingo, ante Almagro, en Mataderos.

RESUMEN DEL PARTIDO – VIDEO: ESPN

P