Un Centenario de Gloria

Instituto vivió un cumpleaños histórico. Hubo inauguraciones, una caravana en paz y un cierre de lujo en el Monumental. Fiesta total.

 

El hincha de Instituto que aguanta, que soporta y que no abandona, después de casi 15 años en la B Nacional, vivió ayer sus 100 años como si fuera un campeonato. Como si hubiera celebrado eso que tanto necesita: una alegría grande.

Y aunque esa alegría se viene negando y se acumula la sensación de hastío, ayer decidió liberarse de todo lo malo. Y festejar por el simple hecho de seguir siendo un club, que pasó miles de tormentas y que tiene 100 años de vida. “La gente lo vivió como un campeonato, como un ascenso. Somos hinchas muy sufridos y necesitamos una alegría así. El fanático de Instituto no abandona y acá estaremos, hasta que ese día soñado llegue”, decía ayer Diego, uno de los tantos socios que acompañó con sus hijos y la familia a la caravana que arrancó puntual a las 19.18 en la estación de trenes de Alta Córdoba.

Todo fue en el barrio, como debe ser. Porque las raíces de la Gloria con su lugar en el mundo son muy fuertes. “Seremos muchos, seremos pocos… Lo que ustedes quieran. Pero somos los que siempre estamos acá, con Instituto”, contaba Juan Pablo, otro de los fanáticos que siguió al pie del cañón a un camión Volvo montado por la agrupación “La 1918” que fue quien hizo punta en la caravana.

 

 

Allí arriba estaban figuras y exjugadores del club de todos los tiempos, todo musicalizado con trompetas y canciones de cancha. Fueron de la cita tipos como Daniel “Miliki” Jiménez, Raúl Damiani, Renato Riggio, Raúl “Bocha” Maldonado, Hernán “el Flaco” Boyero y Julio Moreyra.

“Es una felicidad enorme ser parte de esta fiesta y de este club tan hermoso. Estoy muy emocionado”, contaba Damiani, que se vino desde Roldán, Santa Fe, para ser parte de los festejos.

“No te puedo describir con palabras lo que siento, lo que me corre por el cuerpo. Ser de Instituto es lo mejor que te puede pasar en el mundo”, contaba un “Miliki” emocionado.

Por lejos, Jiménez fue el más buscado y saludado por los fanáticos, que acompañaron a pie al camión.

“Estos tipos están muy locos… Son muy apasionados y te contagian esto que sienten. No sé cómo agradecer tanto cariño”, señalaba, por su lado, “el Tano” Riggio, autor del gol que produjo la última gran alegría albirroja.

 

 

De repente, el camión se detuvo en las calles aledañas al Monumental de Alta Córdoba y las puertas del estadio se abrieron como si fuera un día de partido.

Pero no jugaba nadie. La que sí jugó (y muy bien) fue la gente, que olvidó por una noche las broncas y las internas para vivir una fiesta como Instituto merecía: en paz. Hubo más de 15 mil personas, que poblaron las tribunas.

“El objetivo de este día fue disfrutar, como así también será el sábado. El club está caminando. Hoy (por anoche) fue el día para que todos disfruten. Queremos que el hincha sea parte, que se transforme en socio. Y con su cuotita nos sirve para seguir caminando. Todos nos piden el ascenso y nosotros también lo anhelamos. Ojalá que se dé”, contó el presidente Gastón Defagot, que supervisó junto a la Policía cada detalle.

Instituto celebró sus 100 años con orgullo y ansías de ir por más. Sintiendo en el corazón esa única felicidad de ser de la Gloria.

 

Fuente: Mundo D

 

 

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