




BELGRANO (Córdoba) 2-0 SAN MARTÍN (San Juan)
San Martín cayó 2-0 ante Belgrano y el entrenador le puso fin a su ciclo de ocho meses.
Una historia repetida. Otra vez San Martín dejó sabor a nada en este errático camino en la Primera Nacional. Con otro modelo, con más precauciones en el primer tiempo y con una reacción tardía en el complemento, el Verdinegro volvió a quedarse con las manos vacías. Esta vez, Belgrano en Córdoba y con goles de Vegetti y Miño, lo venció por 2-0 para sentenciar el ciclo del entrenador, Luis Villalba, quien luego de la derrota renunció a su cargo luego de apenas ocho meses de mandato.
Un esquema ultraconservador para no perder: cinco defensores, dos contenciones, dos creativos y solo un punta. Así encaró San Martín su visita a Belgrano en Córdoba. Lo mantuvo a morir en toda la primera parte, en la que no pasó demasiados sobresaltos pero tampoco pudo jugar algo. Fue apostar al orden en defensa, a dejarle el gasto al Celeste y a esperar alguna salida rápida que recién se dio a los 43" cuando Puchetta definió desviado. Antes y después, todo fue de Belgrano que creo un par de llegadas de peligro a través de Vegetti y su potencia en ataque, aunque sin la claridad como para ser el ganador de estos pobrísimos 45 minutos iniciales.
En el complemento, la apuesta de San Martín quiso cambiar pero ese ímpetu inicial se frenó con la expulsión a los 11" de Augusto Aguirre. Se condicionó solo el Verdinegro y Belgrano creció desde lo anímico a partir de esa ventaja numérica. Llegó entonces el momento del gol cordobés con un centro de Oliver para Vegetti, que el capitán cabeceó al gol sin que Avellaneda pudiera taparlo. Villalba decidió cambiar todo. Adentro Ruiz, Franco Aguirre y Giménez. A jugarsela toda pero parecía demasiado tarde. Luego, con Di Lena lesionado, San Martín ya fue todo coraje con Penco adentro también aunque la historia ya parecía escrita. Y así fue porque a los 38" Miño terminó de liquidar otra errática producción como equipo. Con un libreto conservador, con mas dudas que certezas, San Martín quedó en deuda consigo mismo.
Fuente: Diario de Cuyo
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